Capítulo Extra - Nichollas

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#3


¿Qué haces cuando lo tienes todo, y a su vez, ni con todo el dinero del mundo puedes comprar la libertad del ser que has decidido amar?

Hace mucho dejé de escuchar lo que el doctor dice, dejé de escucharlo cuando la explicación de que Carter, el mismo chico que he visto bailar en un tubo, que ha sido el culpable de mis ganas insaciables de hacerle el amor, al mismo que he humillado en múltiples ocasiones, el mismo chico de ojos tristes que se ha robado por completo mi corazón, es mi sobrino.

No puedo dejar de ver la pantalla, donde se muestra una compatibilidad entre Carter y Christopher de un noventa y nueve por ciento, no puedo dejar de pensar en esa mujer que, veintidós años atrás, cuando yo era un simple crio de trece años, mi hermano -en ese entonces con un poco más de veinticuatro, y con un primogénito de tres años-, al darse cuenta de su embarazo, pasó de enamorarla y jurarle amor eterno, a obligarla a firmar un documento donde estaba obligaba a abortar el hijo que habían concebido y la tiraba a la calle sin ningún tipo de remordimiento, sin miramientos, sin siquiera pensar en el daño que le hacía a aquella mujer que le había entregado lo más preciado de su vida.

No puedo dejar de imaginar todo lo que tuvo que pasar después de eso, las lágrimas que tuvo que llorar, cargar con los dos seres que se formaron en su vientre, provenientes de esa persona que tanto amó y que le hizo a un lado, las veces que tuvieron que esconderse para no ser encontrados, las noches de frío y hambre que pudieron haber pasado porque mi hermano, a pesar de haberla dejado en la calle, se encargó de que nadie le diese empleo.

El corazón me duele, mis ojos empiezan a picar, el aire empieza a hacerse pesado.

Arranco la corbata de mi camisa y la pongo sobre la mesa, desabrocho uno de los botones y bebo el contenido del vaso con agua a mi costado.

Los ojos cafés y sin vida con los cuales lo conocí llegan a mi mente y, con ellos, la historia de vida de Carter que yo conozco mejor que nadie, se hace presente y me hace añicos. Violencia, violaciones, maltratos, drogadicción, la muerte de su hermana; todas esas cosas que un niño tuvo que pasar y no merecía me golpean como un tornado que amenaza con destruir con todo a su paso.

Entonces caigo en cuenta de algo: Sophie también era su hija y la asesinaron, Carter vio morir a su propia hermana a manos del hombre que, por tantos años, pensó era su padre. Llevo mis manos a la cabeza ¿Dónde estábamos nosotros?, ¿No se supone que la familia está obligada a protegerte?, no, nosotros no sabíamos de la existencia de ellos, ¿Verdad?

Me tengo que ir de aquí.

Limpio mis ojos con la manga de mi camisa y me pongo de pie; el doctor hace lo propio.

— ¿Cuántas copias de esto existen? —Elevo mi mirada al doctor, que se ha mantenido impasible desde que me explicó toda esa mierda.

—Este es el examen original y único, usted pidió total discreción al respecto.

Asiento, tomo mi maletín y lo extiendo en su dirección, pongo la combinación de seguridad y, una vez abierto, cincuenta mil euros en efectivo saltan a la vista.

—Lo quiero impreso, y necesito la unidad de disco, me lo llevaré conmigo. Y una vez en mis manos, toda prueba que vincule a Carter Rowling con nosotros, debe desaparecer, ¿entendido?

El doctor asiente en mi dirección, fija sus ojos en el maletín y estira sus manos hacia él.

Lo cierro de golpe y me apoyo en él.

—Aprovecho de recordarle que, esto —Señalo la pantalla de su computador—, es información confidencial, y que, si tan solo se le ocurre compartirla con alguien, lo sabré, y le aseguro que no quiere tenerme como su enemigo.

Esclavo De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora