Esclavo De Ti

Capítulo 16

Nichollas

Las semanas pasaban sin ningún tipo de problema, Carter estaba acostumbrándose a vivir en mi apartamento y yo me encontraba supremamente feliz de tener su compañía a mi lado, de saber que era yo quien tenía la responsabilidad sobre mis manos de protegerlo, de enseñarle las cosas maravillosas de la vida y lo estaba consiguiendo.

Carter se veía cada vez más vivaz y alegre a medida que los días pasaban, sin embargo, cuando lo observaba distraído, podía apreciar la infinita tristeza que se alojaba en su mirada, que seguía allí escondida esperando el mejor momento para volver a la superficie, pero que él trataba de esconder con una preciosa sonrisa.

Creí que todo estaba yendo de maravilla pero yo, justamente yo, que he observado todo desde los mayores puntos de vista posibles, me confié, olvidando el factor más importante: la vida es como una ruleta, impredecible, del todo o nada, no hay puntos intermedios, no juega como nosotros queremos.

Y lo supe esta noche.

Cuando todos nuestros esfuerzos y avances se habían ido por el caño.

Hoy, había sido uno de eso días en los que las juntas, llamadas de mis padres, accionistas y demás cosas, combinados con el mal humor de Carter y que no me dirigiera la palabra me habían pateado en el trasero, me había cansado de intentar entablar una conversación entre nosotros para estar al pendiente de una posible recaída, así que me rendí, el cansancio había sido mayor que mis ganas de fijarme en si algo andaba mal y simplemente decidí tomar una ducha y caer en un profundo sueño una vez toque mi cama.

El sonido de un gemido ahogado junto a un objeto rompiéndose logró sacarme de la bruma del sueño que me concibe, estire mi brazo en dirección al otro lado de la cama solo para darme cuenta de que se encontraba vacío.

Las alarmas estallaron en mi interior.

Descendí de mi cama a tientas mientras refregaba mis ojos alejando el ardor del sueño. Tenía un simple pantalón de pijama que caía sobre mis caderas, deje de utilizar camisa cuando había descubierto que Carter se entretenía con los pocos vellos que crecían en mi pecho y que enredarlos en sus dedos le tranquilizaba. Sin embargo, el simple hecho de verme en ropa interior le intimidaba y asustaba.

¿Cuánto había tenido que sufrir para convertirse en quien era ahora?

— ¿Carter? —me queje con voz adormilada, esperando algún tipo de respuesta que nunca llego.

Los gemidos que provenían de algún lugar del apartamento se intensificaban con cada paso que daba en dirección al centro de la estancia.

La puerta entreabierta del baño principal apareció frente a mí, y con ella, los sollozos de Carter siendo amortiguados por los espasmos de su cuerpo. Me quedé congelado en el umbral de la puerta al ver la imagen frente a mí. Carter tenía su cuerpo inclinado sobre la taza del baño, su cabello adherido a su piel brillante por el sudor, pero eso no era todo, el baño estaba cubierto de sangre, sangre que salía desde alguna parte de sus manos y descendían por su cuerpo antes de manchar el piso.

Choque contra la puerta en un intento de ingresar a la estancia y eso alerto a Carter, quien levanto la mirada desde el suelo y me observó con sorpresa.

— ¡N-Nick! —Murmuró, tratando de limpiar sus manos y mirándome con sus ojitos inundados de lágrimas— Ve-vete, estoy bien Nick. ¡Vete!

— ¿Que te hiciste? —Grité, entrando al cuarto y sosteniendo su cuerpo antes de que cayera y se golpeará—. ¡Carter!, no te vayas a dormir, ¡¿me oyes?!

Díos, estaba hirviendo.

Sus crisis nunca habían llegado más allá de un fuerte dolor de estómago y agotamiento físico, pero esto estaba fuera de nuestros límites.