Capítulo 11

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El agua cae sobre mi cuerpo, llevándose el estrés, cansancio y el sudor del día de hoy. La sensación del agua caliente es agradable y reconfortante, solo me toma algunos minutos salir de la ducha pues no quiero abusar de la hospitalidad del lugar.

Tomo una de las toallas colgadas en el buró y seco mi cuerpo antes de envolverla a mi cintura, me observo en el espejo las pequeñas ojeras que adornan delatan el agotamiento que he sufrido los últimos días. Finalmente ingreso a la habitación de Matthew, me acerco al pequeño maletín que he traído conmigo para cambiarme, aun no puedo creer que me haya convencido de ir a la fiesta. ¡Ni siquiera conoce a alguien de allí!

Tomo un bóxer negro ajustado, un pantalón claro y un suéter color azul, unas medias que no llegan a los tobillos y unas vans negras.

Para cuando he terminado de vestirme Matt ingresa a su habitación, lleva un pantalón oscuro ajustado a las piernas, una camisa a cuadros que deja ver parte de su abdomen de manera provocativa y una toalla enrollada en la cabeza, no hace falta saber que, para él, su cabello es lo más importante. Se dirige al tocador para aplicarse un poco de desodorante y loción corporal, revolver un poco su cabello y finalmente ingresar a su baño.

Tomo asiento en su cama mientras espero que termine de alistarse, en realidad no entiendo porque se ha demorado tanto, lleva más de una hora empeñado en lucir de maravilla, siendo que, estando conmigo, es más que lógico que tendrá toda la atención.

—Creí haberte dicho que te arreglaras —dice, postrándose frente a mí con los brazos cruzados.

Mi ceño se frunce en confusión.

— ¿Qué?

—Deberías estar listo, ¡vamos a ir a una fiesta, no a una pijamada! Arréglate de una vez, el lugar se llena luego de las diez de la noche —dice, una sonrisa incrédula se apodera de mis labios.

—Ya estoy listo. Además, no es como si muriera por ir a esa fiesta así que...

— ¡¿Cómo que estás listo?! Eso de allí —Matt me señala amenazante—. Es un pijama, no vas a ir a una fiesta en un pijama. Te lo prohíbo. Vamos a salir esta noche, te emborracharas y llevaras algo más que una resaca a tu casa ¿tal vez un chico? Tu novio no tiene por qué enterarse.

—No pienso llevar a ningún chico a mi cama —digo, con fingido horror, pero una sonrisa tira de mis labios—. Ya te lo dije, Nichollas no es mi novio, dudo que algún día lleguemos a serlo.

—El maldito te envía regalos cada que bajas del escenario, ¡ya dormiste en su casa! No en las mejores circunstancias —reflexiona—, pero finalmente, en su casa. Manda a recogerte en su vehículo, cenaste con su padre y...

—Y a pesar de eso no somos nada —le interrumpo—, somos amigos.

Deliberadamente me ignora mientras se hace camino hacia mi mochila, empezando a aventar la ropa por los aires mientras bufa en frustración.

— ¿Es en serio? ¿Los Minions? Esto es basura Carter —juraría que está a punto de echarse a llorar—. Te prestare de mi ropa, sí, eso hare —Me examina— tenemos casi la misma contextura, no te ira tan grande.

Lejos de ofenderme porque ha llamado a mí ropa "Basura" una gran sonrisa se ha instalado en mis labios, sé que no es la mejor ropa, no es de marca ni mucho menos, deja mucho que desear y, probablemente me hace lucir como un niño. A pesar de todo eso, no quiero –puedo- cambiarla. No voy a cambiar mi comodidad por aceptación social, no lo merece, no vale la pena.

—No pienso vestirme con algo demasiado promiscuo —advierto—, y está haciendo frio así que te agradecería si me prestas algo abrigado.

—Como órdenes —Bufa.

Esclavo De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora