Capítulo 22

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Nick

Las exclamaciones y los murmullos no se hacen de esperar una vez Carter abandona la carpa donde se llevaba a cabo la subasta.

Christopher, quien está a unos cuantos metros de distancia del escenario, me observa alterado y hace una seña antes de abalanzarse a toda velocidad a la tarima, tomar el micrófono y empieza a disculparse con todos los presentes por el acto que acaban de presenciar.

Dejo de prestar atención a todo alrededor y me doy a la tarea de respirar profundo para no matar a Douglas con mis propios puños.

Los flashes de las cámaras no hacen más que cegarme, pero eso no me impide insultar a varios de los camarógrafos para quitarlos de mi vista. Uno de ellos se pone en frente mio y empieza a bombardearme de preguntas acerca de Carter, lo que hace que mi rabia incremente, lo tome por su camisa y lo estampe contra otro de ellos para sisear en su dirección: —Quita tu puto trasero de mi camino si valoras tu trabajo de mierda.

No tengo la intención de pensar en cómo podría perjudicarme esto el día de mañana, así que simplemente le empujo a un lado y les dejo atrás.

Mi vista examina lentamente el lugar hasta dar con la persona que busco. La estúpida sonrisa no se borra de su rostro mientras mira el lugar por donde ha salido mi novio y, sin mirar atrás, se escabulle entre las personas para salir del lugar.

Sin perder un solo segundo me encamino a toda velocidad en su dirección, sin importarme quien pueda verme tras de él, lo sigo hasta que salimos de la carpa. Él no parece darse cuenta de mi presencia, pues no hace más que caminar tranquilamente al auto que le espera con una de las puertas abiertas.

Solo cuando está a unos pasos de entrar a él y escaparse como el cobarde que es, le tomo por el brazo, le doy vuelta y cierro de un portazo la puerta.

—De ésta no te escapas, pedazo de mierda.

Una de sus manos va a parar a mi pecho y la mano que tengo libre se dirige a su cuello, sin hacer presión.

— ¡Nick!, ¿Cómo estás? —pregunta, una vez me reconoce y yo apretó un poco mi agarre.

— ¿Qué? ¿No pensarías escaparte sin ninguna explicación, Douglas?

—No esperaba verte, supuse que irías tras tu puta personal... —dice, poniendo un gesto pensativo y una mueca de dolor.

—Te estoy viendo ahora... ¿No quieres ir dar un paseo? —pregunto, tratando de contenerme y no molerlo a golpes aquí.

—Claro, Nichollas, ya que lo preguntas, sí. Estaría feliz de ir contigo a cualquier lugar, si eso significa que tendremos nuestro reencuentro. —Sonríe, pero en su rostro se puede ver el miedo que siente por quedarse a solas conmigo.

Gruño y, con la mano que aún tengo en su brazo, lo empiezo a arrastrar en dirección a casa.

«Por supuesto que vamos a tener nuestro reencuentro, hijo de puta».

La casa —Gracias al cielo— está vacía, por lo que puedo hacer lo que yo quiera sin ningún temor a que alguien me escuche.

Subo las escaleras que dan al segundo piso y nos dirijo a mi habitación, una vez dentro, le arrojo contra un mueble y cierro la puerta.

Douglas se sienta en el sofá y cruza las piernas con su típico aire arrogante. ¿Cómo mierda pude fijarme en alguien como él?

— ¿Y bien?, sigo esperando mi beso de bienvenida —se jacta, mientras estira sus labios en la forma que me encantaba.

Esclavo De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora