Todo, absolutamente todo ha pasado a segundo plano.
El tiempo parece haberse detenido por completo, todo pasa a mí alrededor como una mancha borrosa e inconexa de una situación que se ha salido de mis manos, el miedo se instala como plomo en la boca de mi estómago y amenaza con destruirme, quiero gritar, huir, llorar o tratar de detener a las dos personas que frente a mi acaban de iniciar una discusión, pero no hago nada de eso, porque el miedo me ha paralizado, porque el gesto airado de Nichollas me intimida, porque estoy a punto de creer que va a golpear a su hermana.
— ¡¿Agatha pero que haces?! —exclamo totalmente asustado al ver como ella, quien esta apresada entre sus brazos se remueve tratando de librarse y seguir peleando contra quien trata de controlarla. —Po-por favor de-detente.
"¡Maldita sea Carter no llores, no ahora! ¡Haz algo pedazo de mierda!"
Es demasiado tarde, el torrente de lágrimas que baja por mis mejillas es incontenible y desesperado. El nudo en mi garganta se incrementa y no puedo hacer más que posar mis manos sobre mis rodillas para no caer al suelo e inspirar profundo para reprimir los sollozos que me abandonan.
Entonces me atrevo a dar un paso en su dirección.
Sé que no debería acercarme cuando los dos parecen estar dispuestos a matarse entre sí, sin embargo no dejo de avanzar hacia ellos, porque esto es mi culpa. El latir desbocado y enfurecido de mi corazón contra mis costillas y el golpeteo tras mis orejas es aturdidor, sin embargo me aferro a esa sensación para tomar algo de coraje y dar otro paso.
Me detengo en seco.
Mis extremidades duelen. No puedo respirar. No puedo seguir. No puedo hacer absolutamente nada más que revolcarme en la asquerosa desesperación que me consume. No puedo hacer absolutamente nada porque voy a desfallecer. Porque estoy a punto de rendirme.
Porque soy un maldito cobarde.
Los gritos van mermando considerablemente hasta convertirse en una sombra en la estancia, pero yo escucho gritos en mi cabeza, me estoy volviendo loco, debo, necesito ingerir una cuantiosa cantidad para estar bien por unos instantes, para que mi cuerpo no se desvanezca en estos momentos.
Finalmente Agatha se separa de su hermano quien la observa con gesto severo y enojado, como si hablaran en un lenguaje desconocido y estuvieran matándose con solo mirarse. Y un poco de aire puede ingresar a mis pulmones.
Mis uñas se clavan en la suave piel de mis brazos y froto la zona tratando de mermar la quemazón que me sofoca, la piel enrojecida deja en evidencia que mi nivel de ansiedad se encuentra por las nubes, empezó a sudar y a sentir como el aire se desvanece, como las paredes se encogen y todo va perdiendo lucidez y, por una vez en la vida no sé qué hacer. Empezaba a tener una maldita crisis de abstinencia que, combinada con los nervios no me llevarían a ningún lugar ¡Joder! ¿No había podido escoger un peor momento?
Debo salir de aquí. Entonces, sin importarme nada más —y como puedo—, me precipito hacia la entrada pero unos brazos me toman con fuerza y me afianzan hacia sí.
Para este momento Agatha está gritando miles de cosas que no soy capaz de distinguir, está corriendo de un lugar a otro en busca de algo, porque al parecer ninguno de los dos sabe exactamente que hacer o como tratar con esto, ni siquiera yo llego a entenderlo del todo.
— ¡Suéltame! —Grito mientras trato desesperadamente de soltarme de su agarre—. ¡No, no, no! ¡Déjame ir!
— ¡Carter, detente! —Grita desesperado tratando de que mis golpes no lleguen a él.

ESTÁS LEYENDO
Esclavo De Ti
Teen Fiction"Aveces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante" -Oscar Wilde Tan atractivo, Tan alto, Tan reconocido, Tan vacío, Tan arrogante, Tan falso, Tan él. ~▪~ ¡Tenemos nueva portada! Hec...