CAPITULO IV "EL KÁISER"

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Me senté a un lado de Becca mientras mirábamos las peleas de los gallos, nos besamos y bebimos cerveza, en términos generales, las cosas iban bien

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Me senté a un lado de Becca mientras mirábamos las peleas de los gallos, nos besamos y bebimos cerveza, en términos generales, las cosas iban bien.

— Me dijeron que tú vas a cerrar el trato hoy en la noche con los gringos.

— Si, a eso vine y también aproveché para huir de mi "hermanito" — elevó las cejas.

— ¿Gibran ha vuelto?

— Si, y no sé para qué, sirve para lo mismo estando acá que allá, mis papás no le dirán nada hasta que algo extraordinario pase y mientras yo, tendré que cargar con el peso de mi maldita y móndriga curiosidad. — dije antes de beberme de un trago la cerveza, me limpié los labios.

— Te conozco ¿Qué traes con esos gringos, Palacios? Nunca cierras los tratos tú porque se supone que no sabes lo que tus padres hacen mientras tú sueñas con los angelitos.

— Es mi asunto lo que traiga con ellos, Becca, si me invitas a dormir contigo después de que termine el negocio podríamos tener sexo hasta el amanecer.

— Me debes varios asaltos, eres bienvenida con una condición.

— Te escucho.

— Nada de corridas una vez que salga el sol, te quedarás conmigo, un buen rato, hasta el mediodía al menos.

— Hecho. — le besé los labios y vimos la última pelea, en dónde, claro estaba, sansón había hecho lo propio y había ganado la pelea, sonreí mientras miraba de reojo a Becca, exhalé el humo de mi cigarrillo con gracia.

— Tú no apuestas si sabes que vas a perder ¿Verdad?

— Es lo más normal.

— Bueno, ésta vez yo también le aposté a sansón, la última vez me hizo perder 15 grandes.

— Buena decisión.

— Iré por mi paga, para después irme y ponerme cómoda mientras tú juegas al negociante. — sonreí mientras la miraba levantarse y acercarse al área de apuestas, me giré para poder mirar mejor sus piernas, lucía una falda corta y un escote en la espalda que seguramente tenía fin justo en la gloria, bebí de mi cerveza, tenía la boca seca. Becca se encontraba cobrando su apuesta cuando un hombre de unos 25 años la miraba a lo lejos, exhalé el humo de mi cigarrillo mientras lo miraba, no le dije palabra alguna, aun sabiendo que se acercaría a ella y que eso me iba a molestar mucho; la tomó del brazo y ella lo miró no muy interesada, hablaron, sin embargo, ella lo ignoró, tomó su dinero y salió del palenque.

— Salva, no.

— Te metes y también te toca. — le dije a Iván girándome con molestia.

— Salva, no es bueno para ti. — me dijo Rubén, pero lo ignoré; bajé las escaleras con velocidad, la seguía pensando que estaba sola, qué error el suyo.

𝗠𝗮𝗳𝗶𝗮 𝗟𝗼𝗴𝗶𝘀𝘁𝗶𝗰'𝘀: 𝗛𝗶𝗷𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗙𝗿𝗮𝘁𝗲𝗿𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora