CAPITULO XXII "WE BELONG TOGUETHER"

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Hace tiempo me había dejado de preocupar por pensar en ciertas cosas antes de hacerlas, simplemente usé ropa más de aquella época, me hice el cabello de lado y saqué un cigarrillo de mi chaqueta mientras esperaba la hora

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Hace tiempo me había dejado de preocupar por pensar en ciertas cosas antes de hacerlas, simplemente usé ropa más de aquella época, me hice el cabello de lado y saqué un cigarrillo de mi chaqueta mientras esperaba la hora.

— ¿Qué pasa Gib?

— ¿Qué pasa de qué? Se van a la dirección, ya la mandé al grupo.

— ¿Tenemos un grupo?

— Si, se llama Rock Metal. – le guiño el ojo a Edilson y subo al Karmann Ghia, un hermoso coche clásico que me ha costado una bronca sacarle a mi papá.

— Bien, te vemos... allá. – dijo Renny mientras revisaba el móvil. – es verdad, nuestro grupo se llama Rock Metal, me gusta, pondré una foto ad hoc.

— Bien, me siento como en 1985, solo que con teléfonos, gracias diosito. – dijo Danthe mientras yo trataba de calcular cuánto me llevaría llegar a casa de Chiristina, entonces pensé que llegaría a tiempo si me iba ahora.

— Los veo en un rato, no lleguen tarde, odio a la gente impuntual.

— De acuerdo. – me dijo Danthe antes de que abordara el coche, puse el GPS en mi teléfono y conduje hasta la casa de Chiristina, voy a dejar de pensar en cosas que no debo, me voy a divertir y ya. Llegué a la casa de Chiristina, sin antes haber comprado unas flores, me bajé del coche y llamé a la puerta, para mi buena suerte, abrió un hombre mayor de lentes.

— ¿Si?

— Buenas tardes señor, vengo por Christina para ir a la fiesta. – el hombre me miró como si me conociera, mierda, debe conocer a mi papá muy bien.

— Ese acento.

— Estuve en Europa un buen rato, es por eso, perdón, sé que es molesto.

— No, para nada, Christina se está terminando de vestir ¿Nos conocemos?

— No lo creo, un placer. – extendí la mano. – Fernando Montenegro. – el hombre se quedó pensando, por favor, ni que fuera tan parecido a papá.

— Un placer, Jorge Pablo Montemayor, soy reportero.

— Eso me ha comentado Christina, leeré el periódico. – me salvé.

— Hola Fer, papá ¿No lo molestas verdad?

— No, hija, solo le decía que soy reportero.

— Yo le comenté. – le besó la mejilla. – nos vemos en la noche.

— No la traigas noche, cuídala.

— No se preocupe, puedo cuidarla bien. – estiré la mano con las flores, casi se las planté en la cara.

— Oh, Fer, son muy bonitas, gracias, las pondré en un florero y volveré. ¿Quieres pasar?

— No, aquí estoy bien. – su papá miró por detrás de mí, mirando el coche, creo que después de todo no fue tan buena idea traerlo.

𝗠𝗮𝗳𝗶𝗮 𝗟𝗼𝗴𝗶𝘀𝘁𝗶𝗰'𝘀: 𝗛𝗶𝗷𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗙𝗿𝗮𝘁𝗲𝗿𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora