CAPITULO XXXIX "LA KITTY"

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Me sentía ansioso, ver a Paty era lo único que me volvía loco, compré pizza para comer, conduje hasta su departamento, uno que se encuentra muy cerca de Los Pinos, la razón es obvia, rodé los ojos mientras pensaba en ese imbécil de Del Río

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Me sentía ansioso, ver a Paty era lo único que me volvía loco, compré pizza para comer, conduje hasta su departamento, uno que se encuentra muy cerca de Los Pinos, la razón es obvia, rodé los ojos mientras pensaba en ese imbécil de Del Río. Toqué el timbre del departamento 7.

— ¿Aló?

— Buenas tardes señorita, soy el repartidor de pizza ¿Puede abrir el estacionamiento para que guardé mi BMW?

— Esa pizza me saldrá carísima si el repartidor viene en BMW, y ahora que recuerdo ¿Por qué no te he dado llave de acceso?

— Tal vez no me amas tanto. – dije frunciendo los labios, la puerta de acceso se abrió y pude entrar al estacionamiento, coloqué mi coche lejos del ascensor, espero que el inquilino del piso 2 no se moleste. Ingresé al elevador ansioso, cada cita rara con Paty era como la primera vez, y a veces, aunque lo crean, no es tan bueno. Cuando llegué a su piso ya estaba esperando en la puerta, sonrió ampliamente antes de quitarme la pizza, colocarla en una mesita que tenía cerca y saltar sobre mi cuello.

— ¿Por qué no habías venido?

— Porque tengo que trabajar, por eso.

— Dile a tu padrino que ya no abuse de tu inteligencia.

— Si le digo eso él abusará de las balas que carga siempre, no puedo ponerle peros al padrino, le debo todo Paty, todo.

— ¿Y nosotros que Quique?

— Dame tiempo, el padrino va a ajustar las cosas, no se va a poder salir con la suya, tu tranquila y condescendiente.

— No te aproveches Quique, sabes que te amo, pero no creo soportar mucho tiempo con esto.

— Un poco más Paty, un poco más.

— ¿Seguro?

— Si Paty, una vez que el padrino logre contacto con los chinos, le voy a pedir su bendición para irme con usted a dónde nadie nos conozca. – sonrió.

— ¿En serio Quique?

— Si, ¿Por qué tan desconfiada?

— No es desconfianza, pero entérate que me estás emocionando, no juegues conmigo Quique.

— Jamás muñeca, jamás. – un beso siempre nos llevaba a otro beso, no había modo de que no termináramos en la cama, mis momentos con Paty eran de calidad y cada vez más escasos, por eso, las oportunidades se hicieron para aprovecharse.

— La pizza se enfrió.

— Quisiste comer de otra manera primero.

— ¿Cómo andan los tuyos? Supe que los embarques pasan en la nariz de los gringos y ni pelo se dan.

— Así son de pendejos, ya te sabes esa historia Paty.

— Ten cuidado Quique, Campos no anda de humor, está muy encabronado porque tu padrino hace lo que le viene en gana y eso no le gusta.

𝗠𝗮𝗳𝗶𝗮 𝗟𝗼𝗴𝗶𝘀𝘁𝗶𝗰'𝘀: 𝗛𝗶𝗷𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗙𝗿𝗮𝘁𝗲𝗿𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora