CAPITULO XLVIII "INTERROGATORIO"

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— Estás sangrando

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— Estás sangrando.

— ¿Crees? – le dije a Kitty, estábamos llegando a la bodega, los chicos salieron, al ver a quién tenía bajo mi poder, se quedaron congelados.

— ¡Gibran, perdiste la cabeza acaso? ¡Secuestraste a tu papá!

— Son muy inteligentes, en serio. – me quité la gabardina, estaba sangrando, más de lo que debería.

— ¡Kitty, por qué lo ayudaste con esto!

— Lo haría solo y lo iban a matar, no iba a permitir que le mataran, Danthe, perdón.

— Gibran, todo el mundo sabrá que está desaparecido, tendremos suerte si no nos balean aquí mismo.

— ¡Cállate, Danthe, cállate ya! Ya lo traje, no tengo mucho tiempo para sacarle lo que quiero.

— ¿Qué estás diciendo?

— Renan, callado te defiendes más. – lo señalé antes de continuar, me quité la playera y me miré en el espejo.

— ¿Qué hacemos Gib?

— Llévenlo dentro, espósenlo, el viejo es más listo de lo que aparenta.

— Yo no voy a ser parte de esta mierda, Gibran, has perdido la cabeza.

— Entonces vete, Renan, solo que si abres la boca, será lo último que hagas. – Renan me miró elevando las cejas.

— ¿Ya lo escucharon? ¿Acaso es el Gibran que conocíamos? ¡Quién sabe quién putos sea! ¡Él no es nuestro primo! – tomé un cuchillo nuevo y mientras me miraba al espejo me busqué la bala dentro del hombro.

— ¡Oh Dios santo! ¡Gibran, te vas a... lastimar! – Kitty se acercó de inmediato, una vez que la saqué colocó gasas sobre mi herida, me apoyó en la pared, estaba a nada de caerme.

— Tranquilo, te suturaré, antes de que comiences.

— ¡Kitty, no puedo creer que le apoyes en esto!

— Creo que es momento de que el jefe hable, muchachos.

— Yo me quedaré, no sea que vayas a perder los estribos y le mates. – dijo Edilson mientras se ponía cómodo. – Deja de ser santurrón, Renan, es obvio que sabe lo que Gibran quiere saber, es momento de que cante como pajarito.

— Si algo sale mal diré que me obligaste a quedarme.

— Nadie te está obligando a quedarte, Renan, no confundas las cosas, si alguien quiere irse, tiene hasta que termine de atenderme para hacerlo.

— De acuerdo, por las buenas está bien. – Kitty me apartó de ellos y me llevó hasta un extremo de la bodega, me sentó en una caja de madera y comenzó a suturarme.

— Quita esa cara de enojado.

— Lo dices como si tuviera una mejor.

— Cuando estás a medio orgasmo sueles poner una cara divina.

𝗠𝗮𝗳𝗶𝗮 𝗟𝗼𝗴𝗶𝘀𝘁𝗶𝗰'𝘀: 𝗛𝗶𝗷𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗙𝗿𝗮𝘁𝗲𝗿𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora