CAPITULO XLI "CUPIDO"

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— Oye Káiser, tenemos que resolver ese problema con los colombianos, pero ya

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— Oye Káiser, tenemos que resolver ese problema con los colombianos, pero ya.

— ¿Qué te dice Riviero?

— Hace su trabajo, nosotros tenemos que hacer el nuestro.

— ¿El imbécil de mi hermano?

— No sabemos. – los miré incrédulo, luego pensé que eso no me interesaba y subí a la camioneta.

— Me da igual, vámonos. – llegamos a un antro-bar, me importa poco lo que crea la gente, los verdaderos negocios siempre se hacen con unas copas de por medio.

— ¿Qué sabemos de los colombianos?

— Que si no hacemos tratos con ellos los Varela nos van a comer el mercado.

— Esos pendejos ¿Emmanuel sigue en Sudán?

— Creo que sí, la verdad me gusta tener más vigilados a los que tenemos cerca que a los que tenemos lejos maestro, si no te molesta.

— ¿Cómo va Quique?

— Quique sigue haciendo su chamba, Paty le dice todo como el hermoso canario que es. – lo miré.

— No chingues Largarto ¿Te gusta la vieja de tu hermano?

— A mí, me gustan todas, cabrón. – me reí.

— Eres un hijo de puta, pero tienes razón, esa Patricia está bien sabrosa. – nos reímos.

— ¿Y tú qué Cobra? ¿Te vas a hacer el mojigato?

— No me fijaría en la chica de ninguno de mis hermanos ¿Tú sí?

— Gibran tiene gustos para el culo, hay rumores de sus relaciones, todas son feas.

— No me parece, dicen que andaba con Kitty.

— ¿Con Braulia V? Oh, ¿En serio?

— Si, una de tantas.

— Es un hijo de puta, suele atraer a las mujeres que podría querer cualquiera, ahora por eso me cae un poco más mal.

— Eres el drama andante Káiser.

— Mientras él anda de maricón yo tengo que estar jugándome el cuello por sus chingaderas, le tengo tanto coraje que un día de estos pecaré contra mi madre y contra Dios metiéndole unos ricos plomazos.

— Estás loco, por más yo no haría eso.

— Tú porque eres un pendejo, Lagarto.

— Oye.

— Es aquí, bájate. – nos abrieron la puerta de la camioneta y bajamos de forma elegante, Iván y Rubén recorrieron la zona con la mirada.

— Parece estar limpia.

— Eso me pone un poco más nervioso de lo que debería. – entramos al lugar.

— Buenas noches, señores, sus armas, por favor.

𝗠𝗮𝗳𝗶𝗮 𝗟𝗼𝗴𝗶𝘀𝘁𝗶𝗰'𝘀: 𝗛𝗶𝗷𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗙𝗿𝗮𝘁𝗲𝗿𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora