— No sé qué hago aquí.
— Lo mismo digo yo, vete con tu novio y a mi déjame en paz.
— ¡No es mi novio!
— ¡Ese es tú asunto! Llégale. – dije ladeando la cabeza con dirección a la pista.
— Lo dices como si tú no vinieras con tu novia.
— Yo no tengo novias, pero ese es mi asunto, así que vete y suelta la puerta antes de que pierna la paciencia.
— Eres un... — iba a golpearme la mejilla y le detuve la mano, abrí la puerta del sanitario y entré con ella, la arrinconé cerca de los lavabos. – Suéltame.
— Tú viniste ¿Qué es lo que quieres? Estabas bien a una distancia considerable de mí, pero no, tenías que venir a joderla, de otro modo no te sabe el triunfo ¿Verdad?
— ¡Solo quiero saber por qué eres así!
— ¡No hay respuesta para eso, Christina! ¡Soy como soy por muchas, muchas cosas! ¡Si te da miedo, solo aléjate de mí y listo! ¡No vamos a la misma escuela, no tenemos los mismos amigos, ni siquiera vivimos cerca, por ello, creo que puedes mantenerte al margen y dejarme en paz! – farfullé muy cerca de su rostro, tembló mientras intentaba liberarse de mi agarre, aflojé poco a poco, tomando su mano, misma que llevé hasta mi mejilla. – Solo aléjate. – le susurré. Esperó a que hubiere aflojado lo suficiente para tirar de su mano y mirarme con rencor.
— Maldita la hora en que te cruzaste por mi camino. – retrocedí para dejarla pasar y pudiera irse, apenas calculó que pasaría sin tocarme y se apresuró a salir, una vez que cerré la puerta me froté el rostro y azoté mi cabeza en la pared; en ese momento, como llama revoloteando, sentí una enferma obsesión por ella, esa mujer sería mía, tarde o temprano, pero sería mía, pondría en marcha todas las tácticas que conozco para hacerla volver a mí.
— ¿As?
— Estoy bien.
— ¿Qué pasó?
— Nada, Brad, vamos.
— Vi a la chica salir llorando.
— Está bien.
— ¿Le hiciste algo? – le suelto un golpe a cualquier parte.
— ¿Por quién chingados me tomas?
— ¿Qué? Solo fue una pregunta.
— La más pendeja que me has hecho en 4 años.
— Perdón.
— Vamos. – salí del sanitario, envié a Kitty a casa y me bebí unas cuantas copas hasta que comencé a ver doble.
— Gib, ya párale.
— ¿Qué se cree esa vieja, güey? – balbuceé.
— Estás ebrio, vamos a la casa.
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𝗠𝗮𝗳𝗶𝗮 𝗟𝗼𝗴𝗶𝘀𝘁𝗶𝗰'𝘀: 𝗛𝗶𝗷𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗙𝗿𝗮𝘁𝗲𝗿𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱.
AcciónLa paz no es un calificativo propio de la MAFIA, Isaac había logrado construir un imperio, el cual controlaba a su entero antojo, sin embargo, los precios a saldar son elevados, y él había pagado el más alto. LA FIRMA opera a placer gracias a IMPER...