La paz no es un calificativo propio de la MAFIA, Isaac había logrado construir un imperio, el cual controlaba a su entero antojo, sin embargo, los precios a saldar son elevados, y él había pagado el más alto.
LA FIRMA opera a placer gracias a IMPER...
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No sé cómo es que tenía que sentirme, era una sensación extraña, mi papá dijo que por ningún motivo estaría solo de ahora en adelante, este hombre ya se preocupa por muchas cosas como para todavía caerle yo encima con mi locura, qué mierda.
— ¿Edilson? – elevé las cejas.
— ¿Divanny?
— Quería saber cómo estás.
— Estoy loco. – susurré.
— No, no digas eso, no lo estás, vas a estar bien ¿He? Tienes que echarle muchas, muchas ganas, para estar bien. – sonreí sin muchas ganas.
— Te preocupas mucho por mí. – se sentó en la cama, no sé por qué, pero me sentía nervioso, tragué saliva.
— ¿Te molesta?
— No estoy acostumbrado. – me tomó de la mano, escuché cuando se cubrió la boca para no sollozar en mi cara. — ¿Divanny?
— Mi papá. – dijo entre lágrimas. – Tiene un amigo que es médico, es muy muy bueno...
— Divanny.
— Quiero que te vea, eres muy joven, debe haber algo que podamos hacer...
— Oye, tranquila.
— No, si no mejoras no podrás ir a la universidad, tienes planes, Edilson.
— Necesito tomarlo con calma y tú también.
— Es que... me importas.
— Ya lo noté, necesito que tomes esto con calma, necesito que estés tranquila.
— No puedo, no quiero verte así.
— No hay mucho que puedas hacer y yo tampoco. – exhaló. – Divanny, yo no soy conocido por andarme con rodeos, tienes una pareja y el que estés conmigo no me parece apropiado.
— Somos amigos.
— No, podrías escribir un libro sobre el autoengaño, pero a mí no me engañas.
— Edilson... — exhalé.
— No debí verte después de la fiesta.
— Edilson, no era la primera vez que nos veíamos.
— No lo sé, cuando estuve en Europa pasé mucho tiempo ebrio y... drogado, no lo sé.
— Pues para mí no eres ningún desconocido.
— Pradda, sabes bien de qué van las cosas, en algún momento habrá problemas y no quiero cuidarme la espalda de los contrarios y de Adam.
— Lo dejaré, nuestra relación se volvió una estúpida costumbre, ni siquiera me quiere tanto como dice, se acuesta con otras.
— Yo también lo hago.
— ¿Lo harás si estamos juntos?
— No quiero tener problemas con Adam por una mujer, Divanny. – suspiró.
