CAPITULO XLIII "EL BRINDIS"

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Llegar a casa fue tan incómodo como tener a Nan cerca de mí todo el trayecto, miré por la ventana todo el tiempo, tratando de ignorar sus piernas, Dios de mi vida, qué hermosas piernas tiene

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Llegar a casa fue tan incómodo como tener a Nan cerca de mí todo el trayecto, miré por la ventana todo el tiempo, tratando de ignorar sus piernas, Dios de mi vida, qué hermosas piernas tiene.

— ¿Estás incómodo?

— Me duele el estómago.

— ¿Externo?

— Por los golpes, me imagino.

— ¿Quieres un analgésico?

— Es soportable. – llegamos a casa y todo el tiempo se comportó como una profesional, algo que no me agradó, por supuesto.

— Señor Palacios ¿Cuál será su habitación?

— ¿Vas a seguir llamándome señor cuando soy un adolescente en pleno goce de mis derechos de niño?

— No puedo ser igualada, no todas las personas que vas a conocer son como tú.

— ¿Esquiusmimua?

— ¿Qué?

— Es francés.

— No es cierto.

— ¿Hablas francés?

— No.

— ¿Entonces? – le guiño el ojo. — ¿Me prestas las muletas?

— Claro. – de inmediato me las dio y vigiló que no me cayera.

— ¿Crees que soy un idiota, no?

— No.

— Tu KI, hará que me caiga, aléjate, por Dios. – le dije, entonces se movió, me dirigí a la habitación de huéspedes. – No quiero hacer drama así que me quedaré aquí hasta que mis padres no colapsen al verme subir escalones.

— De acuerdo. – me senté en la cama, gruñí al sentir dolor en mis costillas, Nan tomó las muletas y me observó.

— ¿Soy guapo?

— Eres idiota. – me reí.

— Me gusta, me gusta una mujer como tú, áspera, sexy.

— ¿Soy sexy?

— No sabes cuánto, mami.

— ¿No puedes hablar como un joven letrado?

— Soy un joven letrado.

— ¿Entonces?

— Bueno, si fuera más fluido te diría que eres una mujer hermosa, que el verde de tus ojos no tiene comparativa y que mis manos no pueden olvidar tu piel color arena.

— Suena lindo.

— ¿Quieres ir a cenar esta noche con un cojo sexy? – sonrió de lo más lindo.

— Con una condición.

— Dime.

— Que tú... cocines. – elevé una ceja.

𝗠𝗮𝗳𝗶𝗮 𝗟𝗼𝗴𝗶𝘀𝘁𝗶𝗰'𝘀: 𝗛𝗶𝗷𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗙𝗿𝗮𝘁𝗲𝗿𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora