El día que Gibran decidió volver a casa las cosas aquí habían cambiado demasiado. Me había enterado de muchas cosas, fueron años complicados que prefirió vivir solo y yo también aprendí a vivirlo así, él por su lado, yo por el mío.
Había vuelto y sin duda el niño que se había ido no era el que regresaba; estaba más alto, corpulento, tenía vello en el rostro y proyectaba una paz interior que le envidié al instante, crucé los brazos.
— ¿Qué miras Káiser? — señalé con el mentón a mi hermano, Iván abrió mucho los ojos al verlo, sin duda, ha cambiado demasiado en estos casi 3 años que creo tiene que se largó, o tal vez tenga menos ¿Qué importa?
— El hijo pródigo volvió a casa después de lloriquear en otro lado. — dije yendo a otro lado de la hacienda.
— ¿Por qué estás tan molesto con él? No te hizo nada.
— Me dejó solo, Iván, y eso para mí dice mucho, vamos, tenemos cosas qué hacer. — le dije caminando a otro lado.
— ¿Te vas sin saludar? — incluso la voz se le había hecho profunda, como la de papá, pero más cálida.
— Tengo cosas qué hacer. — le dije por detrás de mi hombro.
— No me viste en meses, muchos meses ¿Hay algo más importante que saludar a tu hermano? — apreté el puño, me iba a regresar a decirle unas frescas cuando vi a mamá con la sonrisa más grande y amplia que no le había visto en años.
— Corazón, tu hermano volvió. — sonreí para mamá, mamá hace magia cuando sonríe. Sonreí y me acerqué a Gib sonriendo más a la fuerza que de ganas, le di el abrazo más hipócrita que le he dado a alguien.
— Por mí no hubieras vuelto nunca. — le susurré mientras lo abrazaba, Ainhoa saltó sobre él pero no me quitó la mirada de encima. — vuelvo luego, ma.
— Salva, no hagas eso, tenía mucho tiempo que nuestra mesa no estaba completa, no te vayas.
— Perdón mamá, tal vez funcione el fin de semana, tengo que vigilar la productora, volveré el fin de semana. — mamá hizo un puchero, sin embargo se acercó a besarme la mejilla.
— ¿A dónde vas?
— Durango, cualquier cosa, que papá me eche un telefonazo.
— Qué productivo. — dijo Gib mirándome con esa puta calma que se carga que quería sacarle a golpes.
— Eso pasa cuando el que debió hacer esto se va de vacaciones valiéndole todo. — solo me miró, sonrió y eso para mí fue más molesto, incluso que si hubiera respondido, mamá me miró y ya no pude controlarme.
— Ya nos vamos, doña Vico.
— Te encargo mucho a mi hijo, Iván.
— No se preocupe, está aprendiendo bien el negocio. — y vaya que sí, pensé. Iván me dio tremendo empujón en la espalda y caminé. — nos vemos, Gibran, bienvenida a casa.
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𝗠𝗮𝗳𝗶𝗮 𝗟𝗼𝗴𝗶𝘀𝘁𝗶𝗰'𝘀: 𝗛𝗶𝗷𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗙𝗿𝗮𝘁𝗲𝗿𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱.
ActionLa paz no es un calificativo propio de la MAFIA, Isaac había logrado construir un imperio, el cual controlaba a su entero antojo, sin embargo, los precios a saldar son elevados, y él había pagado el más alto. LA FIRMA opera a placer gracias a IMPER...