La paz no es un calificativo propio de la MAFIA, Isaac había logrado construir un imperio, el cual controlaba a su entero antojo, sin embargo, los precios a saldar son elevados, y él había pagado el más alto.
LA FIRMA opera a placer gracias a IMPER...
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Hablé con los chicos de la noticia, la verdad es que se habían quedado en una especie de shock que me sacó una buena carcajada, ahora tenemos que prepararnos para ser todas unas estrellas del rock, pero simplemente no puedo; no sé en qué momento me quedé dormido, desperté mirando el reloj, justamente me había despertado antes de que sonara mi alarma, hoy voy a ver a Chiristina. Me levanté de la cama, me duché con rapidez y bajé, esperando, de forma inútil que nadie estuviera despierto, se me olvida que esto es un pueblo.
— ¿A dónde con tu mejor fragancia, mi amor? — mis hermanos estaban desayunando, Ainhoa traía el uniforme de la prepa, supongo que va a ir a la escuela, al igual que Salvador, ambos me miraron.
— Es difícil de decir, madre, pero no te preocupes, todo en orden.
— ¿Ya acreditaste el semestre?
— Si mamá, voy un semestre adelantado, no te preocupes, estuve en muchas escuelas este tiempo, estoy en la universidad, no te preocupes.
— Pensé que serías un buen biólogo, te gustaban mucho mis libros.
— Mamá, creo que al final estudiaré medicina, me gusta la química (más la que hago con las damas) pero podría ser, me llama la atención, por el momento, es la música.
— ¿Sabes tocar rock? — sonreí.
— Ya verás.
— Nunca te vi tocar rock.
— Han pasado algunos años, Ainhy ¿Verdad, Gibran? — dijo Salva con dureza, asentí.
— Si, han pasado algunos años, ¿Verdad, hermano? — Salvador tragó saliva y siguió comiendo, mamá se ha dado cuenta que algo pasa, si tenía sospecha, ahorita lo acaba de confirmar.
— ¿Quieres desayunar?
— No mamá, no tengo hambre, nos vemos más tarde ¿Papá ya se fue?
— Si, tiene unos 20 minutos ¿Querías hablar con él?
— No, no. — dije mientras tomaba mi casco. — solo quería saludar, nos vemos más tarde. — besé a mamá y caminé a la salida, buscando mi moto. Abordé y tomé rumbo a la escuela de Chiristina, me estacioné en la parte de atrás, donde ella me había indicado; me bajé de la moto y encendí un cigarrillo, tosí un poco pero me importó un pepino, miré a los lados, hasta que la vi doblar la esquina a alta velocidad.
— Enciende la moto, enciende la moto. — me dijo mientras corría, me subí a la moto y la encendí de una, se puso la mochila, le di el casco y subió.
— ¡Adiós Christy! — gritaban sus amigas, me limité a sonreír y negar con la cabeza.
— ¡Arranca! — dijo y puse la moto en marcha, ya en el camino, me percaté de que la chica traía falda y venía dándome una fiesta total, miré por el retrovisor sus piernas.
