Debo aceptar que no estoy del todo bien, y me di cuenta que cada día estaba peor cuando vi a Gib llegar a casa con el cabello mojado y la sangre se me subió a la cabeza; yo con un tiro en el brazo y este pendejo se va a nadar como si fuera toda una celebridad.
- ¿A dónde fue la princesa? - dije, Gib se detuvo y giró el cuello de manera, hasta salvaje para verme, elevó la ceja.
- ¿Dijiste algo?
- Si, que a dónde fue la princesa. - se puso la mano en la cadera, con la otra sujetaba el casco.
- No te respondo como debería porque mamá está allá afuera.
- Lo ha estado desde que te fuiste, se la pasa vigilando que no tomes un vuelo y te largues como el maricón que eres.
- Mira Salvador, ya me di cuenta que tienes ganas de pelear y esperas que alguien te responda tus agresiones, pues déjame decirte que si según tú ya estabas decepcionado de mi; con esto te vas a tener que decepcionar un poco más porque no te voy a da gusto, crees que eres el único listo acá, así que más te vale que te comportes a la altura y me trates como el hermano mayor tuyo que soy. - me reí.
- Si no es porque tenemos a la misma, diría que no tienes madre, solo alguien como tú pediría algo que no se ha ganado.
- Me lo gané, nací primero que tú, con eso es suficiente.
- No sabes lo que pasa acá, princesa, lo único que ves es todo lo que a ti te beneficia.
- Bueno, si no fuera tan observador no me daría cuenta que seguramente, peleaste anoche con alguien y si observo, podría encontrar algo más. - me puso la mano sobre mi herida de bala, fruncí los labios. - ¿Quieres que siga observando?
- Creo que lo mejor será que dejes de tocarme si no quieres que yo lo haga de una forma menos convencional. - se acercó a mí.
- Ya te dije que no te voy a dar gusto, pórtate bien, te conviene.
- ¿Gib? - mamá siempre salvándole la vida.
- Hola mamá. - le besó la frente. - ¿Cómo estás?
- Muy bien, mi amor ¿De dónde vienes?
- Fui al río a nadar.
- ¿Solo?
- Mamá. - sonreí. - para la otra le pregunto su nombre.
- ¡Fernando! - mi hermano rió y se alejó de mamá.
- Iré arriba, bajaré a comer cuando lo ordenes.
- Yo no ordeno, pero si eso quieres, te llamaré en un rato, corazón. - mamá miró a Gib y después de miró a mí. - mi hermoso torbellino. - me abraza, me aprieta mi herida y solo dejo de respirar y abrazo a mamá.
- Hola doña Piolina.
- ¿Qué tal el vuelo?
- Pesado, pero eso no es problema, lo bueno es que ya estoy acá. - le beso la mejilla.
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𝗠𝗮𝗳𝗶𝗮 𝗟𝗼𝗴𝗶𝘀𝘁𝗶𝗰'𝘀: 𝗛𝗶𝗷𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗙𝗿𝗮𝘁𝗲𝗿𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱.
ActionLa paz no es un calificativo propio de la MAFIA, Isaac había logrado construir un imperio, el cual controlaba a su entero antojo, sin embargo, los precios a saldar son elevados, y él había pagado el más alto. LA FIRMA opera a placer gracias a IMPER...