Escuchaba demasiado agudo el tic del reloj al marcar los segundos, fruncí el cejo antes de girarme en la cama para quedar boca arriba; exhalé con profundidad y me senté en la cama sintiendo un vértigo impresionante, sacudí la cabeza, los oídos me dolían. Me levanté de la cama y de nuevo busqué mi maleta, necesito algo para el dolor por lo cual saqué una pequeña pastilla que me tragué a secas, me puse las botas y bajé las escaleras.
— ¿Tienes hambre?
— No ahora, los veré en la tarde, vayan a casa con cuidado. — abrí mis cajones y les lancé un arma a cada uno.
— No pueden andar desarmados, ya están algo grandecitos para cuidarse solos.
— Sé disparar, pero no estoy armado, no creí que fuera necesario. — me dijo Danthe.
— ¿Piensas lo mimo ahora? — le dije antes de sacar mi arma y meterle el cargador completo.
— Cuídate, hermano.
— No se preocupen por mí, preocúpense cada quien por su culo, ya iremos averiguando cómo se juega esta partida, si se quieren quedar, no hay problema, si mi mamá les pregunta por mi díganle que fui a Cofradía.
— Vale. — salí por la parte de atrás para sacar una moto que había adquirido hace unos meses, me acomodé la chaqueta y trepé a la moto, cuando iba a arrancarla, sentí la presencia de alguien, me llevé la mano a la espalda para sacar el arma.
— Tranquilo, ratón vaquero. — me giré de inmediato. — no es fácil seguirte el paso. — sonreí.
— Adam — me bajé de la moto para darle un abrazo.
— Te perdí el rastro en Bruselas, no creí que fueras tan cabrón de dejarme.
— No quería que tuvieras más problemas, Ad, ya te toca una vida tranquila.
— Nunca lo ha sido ¿A dónde vas?
— Cofradía.
— No necesito decirte que voy a ir a dónde vayas ¿Verdad? — encojo los hombros.
— Eres necio, súbete. — el camino no me fue tan largo a pesar de que lo era, todo depende de la forma con la que ves las cosas, la actitud es crucial para los buenos o malos momentos. — ¿Cómo está Divanny? — ladea la cabeza.
— ¿Qué te puedo decir? No ha sido fácil para ella saber todo esto que nos dijiste, amigo, fue como si le hubieras aventado agua helada en la cara.
— Ya va casi un año de eso, creí que ya lo había tomado de manera distinta.
— Pues no es tan fácil, saber que tu papá es uno de los más grandes del lavado de dinero no considero que sea tan lindo.
— Gamboa, nuestras familias hacen lo mismo, amigo. — nos reímos. Al llegar me bajé de la moto.
— Iré a echar un ojo por ahí, cualquier cosa, grita como doncella. — rodé los ojos y caminé dentro del restaurante de Cofradía, Julia estaba ahí, seductora y antojable como siempre; metí las manos a mis bolsillos.
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𝗠𝗮𝗳𝗶𝗮 𝗟𝗼𝗴𝗶𝘀𝘁𝗶𝗰'𝘀: 𝗛𝗶𝗷𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗙𝗿𝗮𝘁𝗲𝗿𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱.
ActionLa paz no es un calificativo propio de la MAFIA, Isaac había logrado construir un imperio, el cual controlaba a su entero antojo, sin embargo, los precios a saldar son elevados, y él había pagado el más alto. LA FIRMA opera a placer gracias a IMPER...