CAPITULO VI "TORTURA"

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Nos mirábamos entre nosotros, me rasqué la frente, suspiré y miré a ese hombre que hace unos años hubiera apostado de mi vida a que era todo bondad

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Nos mirábamos entre nosotros, me rasqué la frente, suspiré y miré a ese hombre que hace unos años hubiera apostado de mi vida a que era todo bondad. Gib no se quitó el uniforme táctico y se quedó dentro con el hombre, se sentó frente a él, esperando.

— ¿Vamos a dejar que haga lo que sea que quiera hacer? — pregunté esperando que alguien más quisiera detenerlo.

— ¿Tienes alguna alternativa, Renan?

— Sí, no dejar que deje su alma y mate a ese hombre.

— Renny, no seas ingenuo.

— ¿Por qué me dices así, Danthe?

— Solo mira. — miramos a través del cristal, el hombre estaba despertando, el hombre estaba amarrado a una mesa inclinada hacia abajo ligeramente, por lo que deduzco que, ligeramente, el hombre tiene la cabeza llena de sangre.

— Héctor García. — le dijo mientras el hombre terminaba de despertar. — ¿Te duele algo, Héctor? — el hombre miró a Gib tratando de reconocerlo. — ¿Este rostro se te hace familiar?

— No.

— Qué pena, pero no te preocupes, ahorita te voy a ayudar con eso ¿he?

— ¿Qué estás haciendo?

— Ya verás. — ¿Han visto esa cosa con la que le abren la boca los dentistas y evita que la cierres? pues le puso una.

— ¿En dónde estamos? — preguntó el hombre, apenas entendible.

— Bienvenida a mi karaoke, aquí, hasta mudo canta, así que te haré unas preguntas, tú respondes, si me llenas el ego, te dejaré ir, sino, pues no.

— ¿Qué quieres de mí?

— Hace 3 años dejaste de trabajar para los Palacios ¿Por qué?

— Quería un trabajo más tranquilo. — frunce los labios.

— De acuerdo ¿Qué pasó el día que la hija del señor Palacios murió?

— ¿La pequeñita? Mira, niño, el señor Palacios estaba metido en muchos problemas, creo que incluso, se tardaron en atentar contra él. — Gib le golpea la pierna con una fusta.

— Esa no fue la pregunta, va de nuevo ¿Qué pasó el día que Sandy Palacios murió?

— Un hombre entró a la zona.

— ¿Cómo?

— No lo sé.

— No me gusta tu respuesta.

— No lo sé.

— ¿Por qué descuidaron el frente?

— Yo solo recibí órdenes, nos fuimos al oeste.

— ¿Cuánto te pagaron por dejar tú posición?

— 30 grandes.

— ¿Y no pensaste que era por algo malo? — lo golpea, el hombre grita.

𝗠𝗮𝗳𝗶𝗮 𝗟𝗼𝗴𝗶𝘀𝘁𝗶𝗰'𝘀: 𝗛𝗶𝗷𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗙𝗿𝗮𝘁𝗲𝗿𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora