CAPITULO XXXVII "MORIR DE LO QUE NO SE PUEDE MORIR"

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Escuché los gritos de Christina provenientes del interior del antro, no había tenido mucho tiempo de prepararme y creo que era una buena lección, miré mi reloj, tengo 8 minutos para sacar a Christina y salir de acá antes de que la policía llegue

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Escuché los gritos de Christina provenientes del interior del antro, no había tenido mucho tiempo de prepararme y creo que era una buena lección, miré mi reloj, tengo 8 minutos para sacar a Christina y salir de acá antes de que la policía llegue. Entré por la parte de atrás, revisé el cargador de mi arma, me ajusté el guante de piel y bajé el pasamontañas.

— ¡Auxilio! ¡Ayúdenme! ¡Por favor! – se escuchó un golpe.

— ¡Cállate perra! – me acerqué a la espalda de uno de los hombres que estaba ahí, le rompí el cuello apenas pude y seguí caminando, Christina lloraba y gritaba, escuché el gemido de un hombre y después escuché tacones apresurados, salí del umbral, el hombre le apuntaba a Christina, me lancé sobre él, desviando el tiro, caí encima de él, usando su propia arma para eliminar a dos más que estaban con él.

— ¿Tú quién mierdas eres?

— Te equivocaste de chica. – miré a Christy. – Vete, corre, vete.

— Pero...

— ¡Vete! – el hombre me lanzó a un lado, perdí de vista a Christina, nos paramos ambos casi al mismo tiempo, el hombre sacó una navaja.

— Oh, un novio valiente.

— No es mi novia, me dejó cuando supo que puedo matar.

— Entonces es estúpida y no te merece.

— Gracias por el consejo, supongo que las cosas mejorarán ahora, me siento mejor. – me lancé a él viendo menguado mi ataque por una navaja que maniobró en el aire, retrocedí rápidamente. – se lanzó sobre mí, dejando la navaja a unos centímetros de mi cuello mientras yo intentaba retrocederle.

— Veamos si te sientes mejor cuando...

— ¡Déjalo! ¡Déjalo! – Christina saltó sobre él golpeándole todo lo que pudo, el sujeto la tomó del brazo y la azotó en la pared, Chris no se movió.

— Es valiente, pero debilucha.

— ¡Christy! ¡Christy! – le grité, suspiré profundo y me puse de pie lanzándome contra él. — ¡Christy! – se movió un poco, abrió los ojos mirándome.

— Ya me aburriste. – volvió a girar la navaja en el aire, me sujetó con fuerza, llevándome contra la pared. – Tienes lindos ojos, luces joven ¿Quién eres? – intentó quitarme el pasamontañas, dio en el blanco con la navaja casi al instante que yo le tomaba el brazo para girarlo y romperle el cuello.

— ¿Ross? – un hombre entraba por el pasillo, me quedé de pie mirando, saqué el arma del sujeto y disparé, las sirenas de la policía eran cada vez más cercanas. Me moví para ver a Christy.

— ¿Christy?

— Fernando.

— Levanta, no podemos quedarnos. – le di la mano para levantarla, la abracé. – Tenemos que irnos. – rodeé su cuello con mi brazo y ella me sujetó de la cadera, caminamos por el pasillo para salir por dónde yo había entrado.

𝗠𝗮𝗳𝗶𝗮 𝗟𝗼𝗴𝗶𝘀𝘁𝗶𝗰'𝘀: 𝗛𝗶𝗷𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗙𝗿𝗮𝘁𝗲𝗿𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora