CAPITULO XXXII "NANCY GONZÁLEZ"

183 17 27
                                    

Desperté sintiéndome mejor, intenté suspirar y me costó algo de trabajo, tosí un poco antes de sentarme en la cama y darme cuenta que era el día de viajar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Desperté sintiéndome mejor, intenté suspirar y me costó algo de trabajo, tosí un poco antes de sentarme en la cama y darme cuenta que era el día de viajar.

— ¿Gib?

— Hola, mamá, pasa. – me quité la cánula, la muy cabrona me había lastimado mis lindas orejitas.

— Tu voz sensual de todas las mañanas.

— Es mi voz sensual de la enfermedad. – mamá me miraba con ánimo de decirme algo que no me quería decir, me ayudó a levantarme. – iré a la ducha si no te molesta.

— ¿Puedes solo?

— Victoria, no vas a entrar a ducharme, tuviste tu tiempo cuando era un bebé.

— Sigues siendo un bebé, un poco alto, pero eres mi bebé. – me da un golpecito en la nariz con su dedo índice, sonrío.

— Iré a la ducha solo, puedo hacerlo. – me acerqué a mi baño y noté que la señora me conocía demasiado bien para mi gusto, el jacuzzi estaba listo, la miré de reojo. — ¿Jacuzzi?

— Tiene mucho tiempo que no se usa, anda. – entré al baño con todo y tanque de oxígeno. Me metí al jacuzzi, me relajé dentro del agua y volví a ponerme la cánula, qué joda me da esto. Después de unos minutos alguien llamó a mi puerta.

— Adelante.

— ¿Relajado?

— Hola papá.

— ¿Cómo te sientes?

— Como un día después de una buena crisis, papá, ya estaba por salir ¿A qué hora nos vamos?

— No quiero apresurarte, pero solo te estamos esperando a ti.

— Bien, saldré en unos minutos, listo para irnos.

— De acuerdo, no te agites, si necesitas ayuda solo habla ¿De acuerdo?

— Si.

— ¿Me lo prometes?

— Prometido. – dije, papá salió de mi habitación, me puse de pie y salí del jacuzzi, me vestí cómodamente, me quedé sentado en la cama, algo exhausto ¿Desde cuándo me es todo un reto vestirme? Me llevé la mano al pecho y me relajé, por último, me coloqué los tenis, me embarré en la cama una vez que estaban listo, me sentía como si hubiera corrido un maratón.

— ¿Gib? – sonreí.

— Me cansé. – mamá sonrió, entró a la habitación y me ayudó a sentarme, después, me dio una mano para sentarme en la silla de ruedas y finalmente acomodó en oxígeno.

— Gibito.

— No por Dios, el Gibito de nuevo ¿Qué hiciste mamá?

— Leeee. – dijo retorciendo sus dedos. – pedí a tu tía Diana que si había alguna médica en formación que pudiera venir a Puerto Vallarta con nosotros, y si hubo ¿Tú crees?

𝗠𝗮𝗳𝗶𝗮 𝗟𝗼𝗴𝗶𝘀𝘁𝗶𝗰'𝘀: 𝗛𝗶𝗷𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗙𝗿𝗮𝘁𝗲𝗿𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora