CAPITULO III "PALENQUE"

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GOMEZ PALACIO - DURANGO - MÉXICO

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GOMEZ PALACIO - DURANGO - MÉXICO

Apenas había puesto las llantas el jet sobre el árido asfalto de Durango cuando las Kaye West Blindadas aparecieron; Salvador se colocó los lentes de aviador y bajó del jet mientras nos esperaban los nuestros.

— Bienvenida, patrón.

— ¿Qué pasa, Felipe?

— Todo en orden patrón.

— ¿La señorita Rebeca ya llegó?

— Desde anoche, patrón, le ha estado esperando desde la mañana, está en el palenque, va a pelear el sansón.

— Apuéstale a ese cabrón, nunca me ha quedado mal ¿De quién es gallo?

— De su tío Mauro Castillo. — sonreí.

— Apuéstele, de todas formas ese gallo se lo regaló mi papá, nunca ha perdido. — abordamos la camioneta, si algo es peligroso, es un Palacios pensante y pensativo, pero se mantuvo callado.

— ¿Estás seguro de que quieres que Rebeca sea el conecte de la merca que tenemos en el almacén?

— Tenemos que mover esa mercancía, Iván, no quiero que pierda sus propiedades curativas.

— ¿Si tienes consciencia de que si algo sale mal tu papá se va a dar cuenta de que estás metido hasta los dientes en esto, verdad? — agitó la mano, restándole importancia.

— Piensas demasiado las cosas, Iván, te pareces a Gibran. — dijo como si eso me fuera una ofensa, Gib me parece buen tipo.

— No me ofende que me compares con tu hermano.

— Vamos Iván ¿Tocar instrumentos y saltar por los muros? No te van a salvar de una madriza.

— Sabe disparar. — objeté.

— ¿Lo estás defendiendo de mis ataques acaso?

— Relaja el abdomen, Salvador, andas muy alterado. — la camioneta siguió su curso hasta que llegamos al palenque, había mucha gente y eso sin duda era bueno si querías hacer tratos con gente no tan chida. Uno de nuestros hombres abrió la puerta para que bajáramos, Salvador se colocó los lentes de aviador de nuevo y caminó a la zona VIP; nos miró detrás de su hombro y ladeó la cabeza, echamos un vistazo antes de acomodarnos también, sacó de su bolsillo un manojo de dólares y los puso frente a la mujer, rodé los ojos, me cae gorda la descolorida.

— Todo a sansón.

— ¿Sabes lo que dices?

— Sansón jamás ha perdido una pelea, y yo tampoco. — la cosa se puso incómoda cuando comenzaron a besarse, los hombres de Rebeca no se movieron, supongo que están acostumbrados a verla hacer éste tipo de cosas; me froté la nariz, incómodo, miré a otro lado.

— No pareces ser de esos que se incomodan con cualquier cosa, Iván, no seas hipócrita. — sonreí levemente y me giré para mirarla.

— ¿Qué quieres Atenas? — dije de manera seductora, ella se colocó ambas manos en la espalda y se puso de puntillas unos segundos.

𝗠𝗮𝗳𝗶𝗮 𝗟𝗼𝗴𝗶𝘀𝘁𝗶𝗰'𝘀: 𝗛𝗶𝗷𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗙𝗿𝗮𝘁𝗲𝗿𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora