CAPITULO XL "BUCANERO"

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Miraba el techo de la casa de Kitty percatándome de que había mandado pintar una réplica de la Capilla Sixtina, sonreí de medio lado al darme cuenta de algo más

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Miraba el techo de la casa de Kitty percatándome de que había mandado pintar una réplica de la Capilla Sixtina, sonreí de medio lado al darme cuenta de algo más.

— ¿Por qué Adán tiene mi cara?

— Porque fuiste el inicio del idilio.

— ¿Tú idilio?

— Nunca voy a olvidar ese día en Cuba, esperaba encontrar a cualquier persona menos a ti, bailamos salsa hasta que me dolieron los pies, sabes cómo clavarte en el alma de quien quieras, cabrón.

— Generalmente hago bien mi trabajo Kitty.

— ¿Fuiste feliz?

— ¿Contigo? Si.

— Es una pena que ni tú ni yo sepamos amar ¿Cierto?

— ¿Para qué quieres amor si de todas formas podemos tenernos?

— Debo esperar a que estés de humor, si supe que estuviste de cabrón dónde te paraste.

— Vamos, sabes que eres mi ángel querido.

— Pero no es más querido, coges con tantas que ya no haces distinción.

— Claro que sí, contigo lo hago sin condón. – sonrió.

— Estúpido.

— Yo también te extrañé Kitty. – me acarició la herida, era como un moretón gigante que me dolía, pero el dolor me sabía a tequila e incluso podría sonreír mientras sentía el efecto.

— ¿A qué volviste?

— A descubrirlo todo, quiero saber cómo, cuándo, a qué hora y por qué se mueven los míos, necesito respuestas.

— Sigues con tu verdugo, Palacios.

— No voy a dejar las cosas así, Kitty, tengo que saber quién lo hizo y por qué.

— El por qué no es tan complicado Palacios, la cabeza de tu papá es una computadora y es genial que te haya heredado eso, esa es una buena razón para acabar con ella.

— La de papá más no la de Sandy.

— Gibran, eres un cabrón, eres audaz, ágil, dejas cuerpos por donde quieras y nadie tiene la más mínima sospecha de que se trata de ti.

— Me conoces bien.

— ¿Por qué crees que te conozco bien? ¿En serio vas a poner tanto en juego por algo que ya pasó? – me sentí herido con sus palabras, y la única forma que conozco para reaccionar es la violencia, tomé a Kitty del cuello y me giré para ponerla de espalda contra la pared del jacuzzi.

— ¿Algo que ya pasó?

— Me lastimas.

— ¿Te parece poca cosa? Me dejaron casi cojo, mi hermana muerta y un padre que depende de una chingadera que le bombea sangre a todo el cuerpo ¿Te parece poco?

𝗠𝗮𝗳𝗶𝗮 𝗟𝗼𝗴𝗶𝘀𝘁𝗶𝗰'𝘀: 𝗛𝗶𝗷𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗙𝗿𝗮𝘁𝗲𝗿𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora