CAPITULO XX "4 NOMBRES"

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Me froté el cuello, miré mi reloj y caminé de un lado a otro, mierda, todo por hacerle caso al pardito

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Me froté el cuello, miré mi reloj y caminé de un lado a otro, mierda, todo por hacerle caso al pardito.

— ¿Ya te calmas, Samir? Ya me mareaste.

— Los Montaño no fallamos, Cruzeiro, no puedo permitirme un error que Gib sé que no va a poder combatir para salvarme.

— Sabe lo que hace, aunque no lo creas, si vieras de lo que el cabrón es capaz, esa cara linda solo es distractor.

— Sobre todo el tuyo.

— Imbécil que eres. — me reí.

— Es la verdad, no sé cómo le hace para conseguir tanta mujer.

— Es guapo y cabrón, además de que tiene huevos de dinosaurio. — me reí mientras ella se alejaba de mi, ladeé la cabeza.

— Qué linda eres, Cruzeiro, sin duda. — tanto era mi nerviosismo que no pude tolerar que el embarque de los Palacios cruzara la frontera solo con nuestra gente, por lo que, decidí ir en la operación a modo sigilo.

— Señor, hemos terminado de cargar.

— Vamos, los seguimos por la pista aledaña. — dije por la radio mientras ponía en marcha la camioneta cuidando el tráiler de los Palacios, la realidad es que me imagino un chingo de pastillas y que cuando abran esas puertas del tráiler, se van a derramar, tengo nervios, estoy sudando frío, verdad de Deus.

Seguimos el embarque por la pista, estos camiones a esta hora son muy usuales, lo que no es extraño y es una ventaja.

— ¿Hablaste con Dean?

— No, Gib dijo que no.

— Tal vez le caes mal y quiere un buen pretexto para matarte. — me dijo Lorena riéndose mientras yo apretaba el volante con ambas manos, puta madre ¿No pensé en eso antes, por qué? No creo, Gib no me haría eso.

— Jefe.

— ¿Qué pasó Nacho?

— Tenemos retén a 200 metros. — tragué saliva (¿Pero cuál?) y miré a Lorena, tomó la radio.

— Sigue, ya sabes el protocolo. — cortó comunicación, nos estacionamos paralelo al tráiler y me quería, incluso pensé en cómo suicidarme antes de que Isaac sepa que perdí su mercancía.

— Debimos pagarles peaje, Lorena.

— Gib dijo que no ¿No?

— Si, eso dijo, pero al que le van a cortar las bolas es a mí, no a él, joder. — tragué saliva, la radio comenzó a transmitir.

— ¿Qué pasó mi oficial? — decía uno de mis hombres en inglés.

— ¿Qué traen en el tráiler? — tragué saliva, ya valió madre. — abran el vagón.

𝗠𝗮𝗳𝗶𝗮 𝗟𝗼𝗴𝗶𝘀𝘁𝗶𝗰'𝘀: 𝗛𝗶𝗷𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗹𝗮 𝗙𝗿𝗮𝘁𝗲𝗿𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora