-"Mi sueño, mi sueño, con oír tu voz, que me hablen, que me hablen, de amor, de amor" -cantó Anne por la mañana.
-¿Blancanieves? -pregunté medio adormilada pero reconociendo la melodía del principio.
Di gracias a Madeline Cooper por su época Disney.
-¡La has reconocido! -gritó (demasiado alto para mi gusto) Anne- La gente no la reconoce.
Coloqué la sábana en mi cara para ver si se amortiguaba un poco el sonido. No hubo suerte.
-"Mi sueño" -siguió cantando- "Mi sueño, con oír tu voz..."
-¡Eso no es un sueño! ¡Es una pesadilla! -interrumpió Diana desde su cama.
Aún con los ojos cerrados, solté una alegre carcajada. He aquí el porque Diana Zabini era mi mejor amiga, la podía hacer reír y ella me hacía reír a mi con sus cortes y su malhumor.
La habitación se quedó en silencio.
Me quité la sábana de la cara y miré para ver si mis compañeras seguían vivas.
Diana sonreía desde su cama, con los ojos cerrados y una sonrisa de auténtica felicidad. Anne, en cambio, me miraba sorprendida desde los pies de la cama de Diana. En el otro lado de la habitación, Julia me miraba con una expresión idéntica a la de su hermana desde su propia cama.
-Humm, ¿ha pasado algo? -pregunté al ver que todas me mirarán fijamente (sí, incluso Diana con los ojos cerrados).
-Tu... risa -Anne tartamudeó y se cayó de la cama.
-Uau, mi risa desmaya, vaya novedad, si que soy molona -dije divertida mientras me dirigía al baño.
Anne se levantó de golpe y avanzó a grandes zancadas por el cuarto hasta llegar a mí y cogerme del brazo, impidiendo la llegada a mi destino: el cuarto de baño.
-No... me refiero... -sacudió la cabeza- ...nunca te he oído reír.
Mi sonrisa se borró.
Si no me había oído reír era porque no había habido motivos, pero Anne no lo dedujo, he aquí la razón de porque no estaba en Ravenclaw.
-Eso es porque no lo hace mucho -Me ayudó Diana mientras se levantaba como si nada hubiera pasado.
-Sí -confirmé yo- soy más tipo payaso, ellos nunca se ríen pero hacen reír a la gente.
Anne hizo un gesto de horror.
-Le dan miedo los payasos -Me informó Julia mientras se deslizaba al baño.
-¿Ups?
Julia cerró la puerta del baño impidiendo que yo entrara primera por primera vez en cinco años.
-Lo que quiero decir -siguió Anne (estaba bastante pesadita)- es que no he oído tu risa en cinco años que llevamos compartiendo dormitorio, y no es una queja -aclaró rápidamente- sólo... tu risa... tu risa es... maravillosa.
La miré extrañada. Los ojos de Anne se iluminaron. Miré a Diana para intentar averiguar que tipo de sustancia había consumido Anne. Diana negó sonriendo. (Sí, yo también me extrañé de que sonriera por la mañana). Me escogí de hombros.
-Como sea -dije sin darle importancia y me acerqué a la puerta del baño- ¡Eh, Julia! Sal ya, generalmente tardas menos.
-Últimamente está muy rara -nos dijo Anne dirigiéndose a su cama y sacando el uniforme arrugado del baúl- habla más, desaparece a menudo... creo que tiene novio.
Diana y yo compartimos una mirada burlona.
-¿Es ese tu diagnostico? -le pregunté pasando el peso de mi pierna a la otra- Dime que no vas a ser medimaga.
Diana rió. Al parecer mi carcajada le había alegrado la mañana.
Anne entrecerró los ojos en mi dirección.
-Yo sería una medimaga estupenda -asintió con resolución y yo amplié mi sonrisa burlona- pienso que todos los problemas se resuelven con amor.
Oh, genial. Se había reconciliado con Paul.
De todas formas, yo podía dar fe de que todos los problemas no se resolvían con amor.
-Claro -comentó Diana con sarcasmo- como tú noviazgo es muy estable...
Me mordí el labio inferior para no soltar una carcajada. No tenía ganas de que Anna se volviera a poner mística con mi risa.
Anne abrió la boca para contestar pero Julia salió del baño con paso firme.
Eso no tenía nada de raro, lo raro era que tenía el cabello recogido en una coleta alta (Julia prefería llevarlo suelto para que le tapara la cara) y miraba al frente con cierta altanería. Pero no solo eso, cuando salió y cogió sus libros, se volvió hacia nosotras y nos mostró su sonrisa más abierta y radiante. Creo que hasta le vi el paladar.
-Buenos días, chicas -exclamó con entusiasmo- Espero que hayáis descansado bien.
Las tres chicas miramos como Julia salía del cuarto, y este se quedó en silencio.
Estuve tentada a gritar: "Esta poseída, esta poseída" pero supuse que a Anna no me habría hecho mucha gracia. Era muy protectora con su hermana.
Así que rápidamente, cogí mi uniforme y me deslicé hasta el baño, cerrando la puerta por dentro aprovechando que Diana y Anne miraban la puerta petrificadas.
Me miré en el espejo del baño, una chica de pelo negro revuelto me devolvió la mirada. Suspiré. Yo no me consideraba demasiado atractiva. Sabía que podía caer bien y que mi sentido del humor era bastante envidiable (por lo menos eso esperaba) no era la clase de chica brillante en clase, hermosa, simpática y graciosa. Sólo... los dos últimos.
Dando otro suspiro me di una rápida ducha y me puse el uniforme.
Cuando salí del baño, el buen humor de Diana se había evaporado y el de Anna había mejorado considerablemente.
-¿De qué hablábais? -pregunté mientras me ponía los zapatos.
-De nada.
-De su amor por Adrián.
Las dos chicas se miraron.
-Guau, ya habláis a la vez, ¿cuál es el truco? Siempre quise hacer eso.
Las dos chicas me miraron.
En general, Anna y Diana no tenían una gran relación de amistad. Se necesitaba paciencia para soportar a Diana y se necesitaba paciencia para soportar a Anna. Y ninguna tenía la suficiente paciencia para soportarse mutuamente.
-Os espero abajo.
Bajé la escalera rápidamente. No pude evitar fruncir el ceño, el esfuerzo de hace dos días me seguía haciendo efecto.
La sala común estaba casi vacía. Una chica miraba algo en el tablón de anuncios y Paul y Peter (su compañero de habitación y prefecto de Hufflepuff) jugaban al ajedrez en un rincón.
Me acerqué a ellos.
-¡Buenos días, chicos! -exclamé con alegría.
Los dos me miraron con el ceño fruncido.
-¡Shhh! -me chistó Peter y me señaló a una figura tumbada en uno de los sillones.
No la había visto al llegar, pero Katherine Sheperd dormía profundamente.
-Ups, lo siento -susurré- ¿qué hace aquí? Es Gryffindor.
-Es mi novia -dijo Peter.
Le miré con una sonrisa de disculpa, pero nunca había esperado que un prefecto se saltara las reglas para meter a su novia en su Sala Común. Bueno, mientras fuera la sala y no su cuarto.
-No se está saltando las reglas -La voz de Paul interrumpió mis pensamientos- la gente lo piensa mucho al parecer, pero no lo hace -y añadió hacia Peter- anda explícaselo.
Peter tardó todavía un movimiento de su caballo antes de hablarme.
-Si lo piensas y lo investigas bien, no hay ninguna regla que diga específicamente que no se puede entrar en las Salas Comunes de otras casas -dijo- sólo la gente no lo hace por su orgullo de cada y porque le hace ilusión guardar el secreto de un sitio al que sólo pueden entrar pocas personas -Peter dijo lo último indicando unas comillas con los dedos- así que es una regla no escrita que sigue la mayoría, incluidos los profesores.-Ajá -asentí con con interés. Eso podía serme muy útil.
-Por cierto -inquirió Paul mirando el tablero pensativamente- ¿qué tal te fue tu cita con Potter? No has contado nada.
Me removí incómoda.
Oh, genial. Nos colamos en una casa embrujada para pasar el rato y casi descubrimos un complot. Obvio que no iba a decir eso, además suena muy cliché.
-¿Debería? -pregunté alzando una ceja.
Peter me miró con lástima. Odio cuando hacen eso.
-¿Saliste con Potter? Creí que eras más lista.
Qué encanto de chico.
-Lo voy a volver a explicar -dije un poco más alto de la cuenta- NO PASÓ NADA CON POTTER, SOLO FUE UNA ... CITA. ¿Cuál es exactamente la parte que nadie entiende?
-Nunca es "solo un cita" -informó Peter- Jaque mate.
-Y no es eso lo que se dice por ahí -siguió Paul y miró el tablero con el ceño fruncido- ¿Por qué siempre me ganas?
Tardé unos segundos en asimilar lo que el novio de Anne había dicho (y no precisamente lo que siempre le ganaba Peter, hasta un niño de cinco años podía ganarle).
-Paul -lo llamé- ¿qué se dice por ahí de Potter y yo? -pregunté con extremada lentitud.
-¿No lo sabes?
¿Para que creía que preguntaba? ¿Para pasar el rato?
-No es nada bueno -dijo Peter y se volvió hacia Katherine para despertarla.
Agradecí a todo lo que se pudiera agradecer que Diana no se hubiese enterado.
-¿Segura que quieres saberlo? -me preguntó Paul, con prudencia.
Suspiré y asentí, el día estaba empezando muy bien.
-No te va a gustar -avisó.
Y no me gustó.
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Tras el Andén 9 y 3/4 (James Sirius Potter)
FanficSarah es una chica que piensa que hacer sonreír a los demás hará que desaparezcan sus problemas. James es un chico que nunca se ha tomado la vida en serio y que vive rodeado de personas sin problemas a soltar carcajadas. Streek es un apellido normal...