- ¿Los Sagrados Veintiocho? -preguntó Diana, arqueando una ceja al ver el capítulo del libro que tenía abierto- ¿Desde cuándo te interesa eso?
Me encogí de hombros para evitar responder. James y yo habíamos pensado que entre los Sagrados Veintiocho debía de haber alguien viejo, vivo y purista. Así que había decidido sacar el libro ya que no me fiaba del chico Potter y la bibliotecaria nos miraba con sospecha (¡qué maruja, por favor!). Eso pasó antes de que Adrián volviera (posiblemente para ver si seguía viva y vestida) con una excusa penosa pero que había funcionado. ¡Qué sobreprotector!
-Podrías haberme preguntado a mí -siguió Diana mientras caminábamos al comedor- Pertenezco a ellos por la mi familia materna, mi padre no, la parte italiana lo impidió.
-Quería tener otra opinión más objetiva -contesté- Tú odias a tu familia desde que se pudieron en modo de "Vamos a hacer que estamos muy orgullosos de que nuestra única hija esté en Hufflepuff y su mejor amiga tenga padres muggles".
Diana asintió con el ceño fruncido.
-Son odiosos -protestó- Pero no me hacen ni caso en casa, soy magníficamente ignorada, lo cuál supongo que es bueno; además para hijo perfecto ya tienen a Tommy.
Le sonreí. Diana y su hermano no se llevaban muy bien, de hecho se llevaban muy mal y se Hogwarts hacían como que no se conocían, lo cual era muy fácil, él estaba en Slytherin.
-Tranquila -dije- Tommy no tiene al lado las cocinas, si quiere comer tiene que cruzar medio castillo y hay más riesgo de que le pillen.
Diana negó levemente con la cabeza.
-No creo que eso le importe mucho.
-¿Y a quién le importa lo que a él le importe?
Diana soltó una risita y me sonrió para luego embozar una sonrisa maléfica.
-Mira -me susurró.
Me di la vuelta. Albus Potter se acercaba por el pasillo, pero no iba solo. Maddie estaba corriendo alrededor de él, como una mariposa hiperactiva verde y plateada.
-¡Cooper! ¡Haz el favor de dejarme en paz! ¡Te lo he dicho mil veces, no soy tu amor eterno, ni el hombre de tu vida! -exclamaba Albus con tono cansino mientras aceleraba el paso sin poder librarse de ella.
-Vamos, Sevy-Sev, sé perfectamente que ese no es un sí, además claro que no eres mi amor eterno, eres mi amor en esta vida y en la siguiente -decía ella con una gran sonrisa de niña pequeña pintada en la cara.
-¡Eso es exactamente lo mismo! ¿No le ves? -preguntó Albus, exasperado.
-Eres tú el que no ve que estamos hechos el uno para el otro -finalizó Maddie.
Albus soltó un bufido y frenó en seco para evitar tropezarse con nosotras en el pasillo. Su rostro pasó de una expresión de disculpa a una de reconocimiento a una de asco para volverse neutral y dar un paso para atrás. Obligando a Maddie a dar un traspiés que casi la tira al suelo. La sonrisa de Maddie era casi tan alegre como la de Katherine.
-Hola -saludé, alegremente.
Albus asintió como respuesta, mirándome con sospecha. Fue entonces cuando recordé que puede que él creyera que me había acostado con su hermano y le había vomitado encima. Posiblemente lo creía.
-¿Os conocéis? -preguntó Maddie, con alegría, rompiendo el incómodo silencio que se empezaba a formar y mirando alternativamente del chico Potter a mí.
Diana me miró con sospecha. Otra mirada más para la colección.
-Sí -contesté yo- Teníamos problemas comunes, aunque los de él parecían más difíciles de resolver por algo relacionado con los apellidos o así -dije vagamente.
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Tras el Andén 9 y 3/4 (James Sirius Potter)
FanficSarah es una chica que piensa que hacer sonreír a los demás hará que desaparezcan sus problemas. James es un chico que nunca se ha tomado la vida en serio y que vive rodeado de personas sin problemas a soltar carcajadas. Streek es un apellido normal...