Tras el Andén 9 y 3/4 (James Sirius Potter)

Capítulo 48

Yo también estuve castigada.

Por doble partida por cierto. Por la directora y por mis mejores amigos.

Ey, y Adrián volvió a hablarme como si nada hubiera pasado además de echarme una bronca monumental por meterme en algo tan peligroso. Estaba tan contenta porque me volviera a hablar que solo lo abracé por un largo rato. Luego Diana le presentó a Alice. Tuvo unos ligeros problemas para aceptarla ya que ella salía con Albus Potter y cualquier cosa que tuviera que ver con los Potter era horrible para él... además, estar con Alice incluía que Anne apareciera cada dos por tres con una canción nueva y un papel que Alice lo firmara (porque como recordaréis, Anne es super fan del Alibus) pero al final Diana le dio a Adrián un ultimátum y mi amigo se aguantó.

Volvimos a ser esa familia extravagante que tenía a Diana de madre gruñona, a Adrián de padre que consentía, a Alice de hermanita adorable y a Anne de prima lejana que no quieres que cante en las cenas de Navidad.

Con James todo fue normal. Básicamente nos veíamos en los largos castigos que nos impuso la directora que era limpiar todos los trofeos de la sala de los trofeos sin magia. Ahí empecé a entender lo necesaria que era Lily para los castigos.

-Entonces, ¿estás segura que nunca viste a Harriet por tu casa? -preguntó de nuevo James escupiendo en una placa para ver si así le sacaba más brillo.

-Estoy segura, viene mucha gente a nuestra casa -respondí rodando los ojos y haciendo una mueca de asco- me acordaría y existen productos de limpieza. No escupas.

James me ignoró y restregó el trapo que obviamente yo no iba a tocar antes de volver a insistir.

-Pero ella es metamorfomaga, cualquier persona que fuera a tu casa. . .

-¡No la conocía! ¡Sirius, déjalo ya! -exclamé harta y arrojé mi trapo al suelo frustrada.

La verdad es que llevaba unos días muy malos.

-Vale, tranquila -me dijo acercándose y me apartó el pelo rojo de la cara- descansemos un momento.

Asentí y nos sentamos en una conmemoración al antiguo director de Hogwarts. Espero que no se ofendiera mucho de que pusiéramos nuestros traseros ahí pero en la sala de los trofeos hacían falta bancos urgentemente.

-Sé que voy a tocar un tema delicado pero creo que es necesario que te haga esta pregunta -dijo al rato James mirándome con precaución- ¿está bien?

Me encogí de hombros resignada.

-Adelante -murmuré.

-¿No es posible que ella sea tu madre? -preguntó deprisa y rápidamente lo explicó- quiero decir, encaja. Desapareció y ella puede imitar cualquier rostro así que habrías sacado de ahí tu metamorfomagia. Y eso explicaría porqué se fue; trabajaba con Brian.

James prefirió ignorar que en ese caso mi madre estaría en la cárcel y tendría graves problemas de personalidad.

-No -respondí al instante- ella no me reconoció, ni el nombre ni la cara. Si fuera mi madre me habría reconocido al principio pero ella lo hizo al final. Además, mi madre está muerta.

Esta comprobado: remarcar la muerte de alguien no lo hace menos duro.

James me miró sorprendido.

-Pero tú dijiste...

-Sé lo que dije -lo interrumpí- pero es absurdo aferrarse a algo imposible. Mi madre está muerta, ya esta. Es la única solución posible y estoy bien con eso, de verdad.