Tras el Andén 9 y 3/4 (James Sirius Potter)

Capítulo 28

A mi sobrina le encanta Enredados.

Cuando sabes quiénes son sus padres tiene mucho sentido que le guste el cine (Bueno, en realidad no ya que es adoptada pero eso es otra historia).

La primera vez que vi esa película fue en el verano después de mi quinto año por eso es extraño que pudiera tararear una de las canciones como si la hubiera visto y solo con la voz de Anne como base.

Sin embargo allí estaba, sentada al lado de una columna, esperando a James y tarareándola.

-Soy mezquino y muy siniestro y asusto con mi gesto -susurraba en voz baja- y mis manos de sangre no están limpiaaas ...

James llegaría más tarde ya que tenía que encargarse de que nadie lo viera dirigirse hacia acá ya que no tendría sentido que hubiera dos James.

-... y a pesar de ser tan zafio ser violento y llevar garfio -hice una pequeña pausa para intentar recordar que iba allí- yo siempre quise ser un gran pianista.  

-¿En serio? Pues con ese sentido del ritmo vas muy mal.

Pegué un pequeño gritito y me volví bruscamente para ver a James con una sonrisa burlona. (Que lo hacía parecer muy sexy por cierto).

-Sirius -saludé sonriendo.

-Chica que no me quiere decir su segundo nombre siento la tardanza -James me tendió una mano.

Sonreí y se la cogí. 

-No pasa nada -dije- intentaba perfeccionar mis dotes musicales. ¿Vamos?

James asintió y, todavía cogiéndome la mano, empezó a caminar.

-Deberías replantearte lo de ser música, en serio.

Lo miré ofendida, tampoco canto tan mal.

-No cantó tan mal -protesté- seguro que tengo mejor voz que tú.

Y que Anne, pero eso último no es difícil.

-Te lo demuestro cuando quieras -se mofó- aunque preferiría que no, no quiero poner tu autoestima por los suelos.

Abrí mi boca para soltarle un comentario sarcástico (que lo hubiera dejado en su sitio) pero me di cuenta que estábamos acercándonos al Sauce Boxeador. (También me di cuenta que no había soltado mi mano pero creo que eso no es importante para la trama)

-¿Qué hacemos aquí? -le pregunté.

Pero James no estaba muy dispuesto a escucharme. El chico Potter había clavado sus ojos en el grupo de alumnos que estaban cerca del árbol asesino.

-¿Qué hace aquí? -susurró furioso- me dijo que él iría a la carrera.

Ah claro. El grupo del árbol estaba formado por mi (al parecer) cuñado, su inteligente acosadora, el Romeo rubio y la Julieta pelirroja. Los chicos parecían estar en una especie de extraño duelo de magia mientras que Rose leía un libro y Maddie dada saltitos alrededor de los dos chicos procurando que no le dieran.

James empezó a avanzar hacia ellos pero lo cogí del brazo deteniéndolo. (Lo cual tuvo la desventaja de tener que soltarle la mano pero bueno, la vida es cruel).

-Técnicamente estas enfermo, tambaleante y de camino a la carrera -le susurré- no puedes ir allí tan fresco.

James asintió.

-Bien, iremos a ver sin que nos vean.

¿Ah?

-¿Perdón? -pregunté estupefacta.