Capítulo 45

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-¿Puedes dejar de mirarlo? Quien está enamorada de él soy yo -me dijo Diana sacudiéndome y ordenó- Y cómete las verdurasy la carne.

Oh Dios, sí que parecía mi madre.

Miré la comida de mi plato e hice una mueca. Reconozco que últimamente no había comido demasiado pero estaba un poco estresada con los TIMOS a la vuelta de la esquina y las pruebas mortales de James.

No me había hecho falta pedirle a Maddie que me calculara las pobrabilidades de que saliera bien, seguro que no eran demasiadas, pero por si no volvía quería recoinciliarme con Adrián. Lo llevaba mirando cinco días intentando ver que decirle para que me volviera a hablar y sin tener que pedirle perdón por algo por lo que no había tenido la culpa.

-Sarah. Come. Ya -ordenó Diana con el ceño fruncido.

Removí la carne partida en trozitos entre las verduras como si esa sutil maniobra pudiera haber hecho desaparecer mi almuerzo por combustión espontánea.

Nota informativa: La combustión esppontánea no es posible sin varita y sin el hechizo adecuado.

Alice, sentada a mi derecha, me sonrió y aprovechó que mi otra amiga se había vuelto un momento para quitar algo de comida de mi plato.  Luego me guiñó un ojo.

Sonreí sin poderlo evitar, Alice es adorable.

Desvié mi mirada hacia la mesa de Gryffindor, más concretamente dónde estaban los Merodeadores. A veces Lily también comía allí pero ese día no tocaba. El año siguiente me enteré de que tenían un horario para eso (horario que se iba a la mierda cuando Evelyn Nott se enrollaba con alguien en la hora de las comidas y Lily no quería estar sola, o cuando la pelirroja no estaba de acuerdo con alguna decisión de sus amigos).

Ese día su mejor amiga habría decidido que quería estar con Lily ya que ambas estaban sentadas en la mesa de Slytherin sin hablar. O por lo menos, sin mover la boca.

-¡Sarah! -me volvió a llamar Diana y chasqueó los dedos frente a mi cara con irritación- come. Y ¿por qué vuelves a tener el pelo rojo?

Me concentré en volverlo negro de nuevo y me comí un trozo de carne bajo la seria mirada de mi amiga.

-Vamos, vamos, hay que estudiar -se impacientó y yo suspiré. ¿Cómo es que ese día tenía tanta energía? Generalmente tenía la motivación de una babosa después de su siesta- Mira a Alice. Ella ya se lo ha comido todo.

Alice me sonrió orgullosa y levantó los pulgares. Pero como era Alice y parecía que su segundo nombre debía de ser torpeza, volcó mi vaso de agua en mi plato. Le dirigí una mirada asqueada al plato con la nueva sopa de carne y verduras, y el envié una mirada de socorro a Diana que se apiadó de mí ladeando levemente la cabeza hacia la derecha.

-Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento mucho -habló rápidamente Alice, angustiada, intentando secar la mesa con servilletas mojadas y una parte de su túnica- no quería hacerlo, de verdad, lo siento. Ha sido sin querer aunque nunca entendí esa expresión porque si lo haces queriendo y te disculpas para que no se sepa que lo has hecho queriendo dices lo mismo. Pero de verdad que yo lo he hecho sin querer aunque diga lo mismo que hubiera dicho si lo hubiera hecho queriendo pero no he querido y... creo que no me estoy ayudando. No digo que nec...

-Alice, Alice, Alice -la llamé parándole las manos y sonriéndole tranquilizadoramente- no pasa nada. Ha sido un accidente. -estreché lo ojos burlona- O por lo menos eso parece.

Alice parpadeó incrédula un par de veces antes de comprender que eso era una broma. Luego rió suavemente sin estar totalmente convencida. Recordé que había dicho un par de veces, entre palabras y contradicciones, que no tenía muchas amigas porque salía con Albus Potter y ella estaban celosas, así que socializar o mantener amistades no estaba en la lista de las cosas que Alice Longbottom sabía hacer.

Tras el Andén 9 y 3/4 (James Sirius Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora