Capítulo 49

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La primera vez que besé a Sarah sentí que podía hacer magia con las manos. Que solo tendría que chasquear los dedos o dar una palmada y podría encender las luces o abrir puertas.

La segunda vez que besé a Sarah sentí que se me deshacían los pies, que iba a caer desplomado sobre el suelo del pasillo y quedarme allí para siempre. Mis amigos y mi familia pasarían junto a mí, con cuidado de no pisarme, y podría oírles decir: "Ahí está la prueba de que James se derretía por Sarah . No, en serio: Mira. Se quedó derretido en el suelo tras su segundo beso. Una pena, chico. Con lo divertido que era verle en la etapa de la negación y ver como la observaba en clases como un acosador." Puedo estar seguro, además, que posiblemente Albus llamra a Sarah para enseñarme. "Mira," diría, "es James. Si quieres podemos saltar sobre él, sé que no le importa que lo haga."

Sarah está en la Madriguera probándose vestidos para la boda de Roxanne (en serio que deseo que pase esa boda). Así que cuando he visto el cuaderno, he pensado "Eh, voy a ver si soy el próximo Shakerpeare, o por lo menos el periodista que escribe el tiempo en el periódico".

Y aquí estoy.

¡Hola! Soy James Sirius Potter y si habéis leído hasta aquí significa que, o bien estáis muy aburridos o soy más interesante de lo que creí. Voto por lo segundo, creo que siento que he fracasado en este mundo si alguien me lee por aburrimiento.

Bueno, para empezar o más bien para seguir sobre el curso más loco de mi vida en Hogwarts (mentira, los dos siguientes también fueron extraños pero no me corresponde a mí contarlos), diré solo una palabra:

Ajedrez.

O más bien dos palabras:

Ajedrez mágico.

Si hay algo complicado en esta vida es jugar al ajedrez con mi primo Louis. Después de varios años juntos (y quiero decir variooooos años) aprendes que jugar al ajedrez con él es casi como suicidarte a la manera dolorosa. No solamente porque se le olviden las reglas, si no porque tiene la manía de moverse demasiado.

La gente dice mucho que Fred y yo somos hiperactivos, eso es porque no han visto a mi primo Louis en una partida de ajedrez mágico.

La única persona que puede jugar al ajedrez con Louis es Frank. Porque, en serio, ese chico tiene una paciencia de oro.

Aquel día Frank y Louis jugaban al ajedrez mientras que Fred planeaba la próxima broma que íbamos a hacer en mi cama. Lo hacía en la mía porque Lily había acaparado la suya para leer un libro y él había perdido la discusión.

-Cornamenta, Cornamenta, ¡Cornamenta, Cornamenta! -me gritó Fred al oído y me pegó con mi almohada haciendo que las gafas se me torcieran.

Le miré con el ceño fruncido.

-¿Qué?

-Oh, ahora me escuchas.

-¿Qué estabas diciendo? -pregunté volviéndome hacia él.

Fred alzó la vista al techo exasperado. Posiblemente había estado hablando una hora completa.

-Déjalo, seguro que está pensando en Sarah -dijo Louis burlón y dando una vuelta sobre sí mismo antes de volver a fijar su vista en el tablero.

Quise negarlo pero estaba seguro que ellos no me creerían. Además, era verdad.

-Deberías hablar con ella -aconsejó Lily sin levantar la vista del libro.

-¿Que crees que hago con ella con los castigos? -pregunté retóricamente- Hablo con ella todo el rato.

Merlín, sois tal para cual.

Tras el Andén 9 y 3/4 (James Sirius Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora