Audrey.
Budo mueve su cola de lado a lado, saca la lengua y me mira como si supiera que no le gritaré por lo que ha hecho. Y aunque no podía hablar, sé que lo diría si él hablara. Algo como: No me harás nada porque soy tu perro consentido, tú me amas. Camino buscando la escoba para limpiar el desastre que había hecho en la cocina, sólo me pasaba a mí por comer en tiempo récord olvidando guardar la leche en el refrigerador y el cereal en los gabinetes.
Me aseguro de atar un buen nudo a la bolsa que tiraría en el basurero, escucho los ladridos de Budo. Confundida, me dirijo hasta dónde creo que está -debido al eco que producía la cabaña-, encontrando a Stiles acariciando al perro. —Ah, eres tú—. Murmuro.
— ¿Ni siquiera un "buenos días"?—. Parpadea varias veces con una media sonrisa, sonrío. —Hoy no iré a clases, Stiles. ¿Qué haces aquí?—. Le pregunto, alargo la mano para tomar la correa de Budo y así llevar la basura para poder terminar mi limpieza general en casa.
— Estoy aquí por ti—. Confiesa encogiéndose de hombros. —La preparatoria era divertida porque siempre Leila y tú estaban a mi alrededor. Ahora no están ninguna de las dos, y al menos puedo rescatarte a ti—. Comenta cargando a Budo ayudándome a ponerle la correa.
— Yo no recuerdo a Leila, mucho menos que siempre estaba a tu alrededor—. Digo sonando demasiado dura para mi gusto, Stiles asiente. — Lo siento, Lottie tiene problemas con su primer enamoramiento y eso afecta en su transformación. Estoy algo preocupada.
— Será tal vez porque el primer amor le deja a uno más huellas que ningún otro—. Comenta dejando a Budo en el suelo. —Sabes, tengo curiosidad acerca de tu vida amorosa—. Comienzo a decir, a Stiles le brillan los ojos.
Desvío la mirada para que no me pierda en la suya. —Si tienes novia, ¿por qué me besaste?—. Escucho los pasos de Stiles, sus manos alzan mi barbilla para mirarlo a los ojos. —Porque quise, porque te quiero y porque lo volvería a hacer—. Parpadeo sin poder creérmelo.
— No seré tu segunda opción—. Digo ofendida. Stiles comienza a reír logrando desconcertarme. —Creo que después de la primera vez que entregas tu corazón, nunca lo recuperas. Eso sucedió, Audrey. Mi novia me fue arrebatada; aquella que me hizo ver colores en un cielo gris, aquella que me hizo descubrir que no miraría a nadie más que no fuera ella, aquella que es mi debilidad.
— ¿Por qué no intentas recuperarla?—. Le aconsejo con un dolor en mi pecho.
—Por eso estoy aquí—. Abro mis ojos como platos, él prosigue. —Me prometiste hacerme feliz. Me prometiste ser mi confidente. Prometiste que me amarías. Me prometiste que nunca me dejarías. Me prometiste estar allí cuando te necesitara...ahora te necesito. Me prometiste que envejecerías a mi lado. Prometiste que nunca me olvidarías. Prometiste llenar mi corazón de amor y me lo llenaste de promesas sin valor. Yo prometí no volver a enamorarme, pero eran las 08:00 a.m, nos reíamos sin parar y me sentí feliz por primera vez en mucho tiempo.
Stiles tiene la mirada baja. —Yo sí recordé las promesas y todo esos planes que teníamos en el futuro. ¿Cómo se supone que no te creyera si dijiste todo lo que necesitaba oír? ¿Si realmente sonabas como alguien enamorado, alguien me necesitaba y me quería siempre con ella?. Me preocupé por volver a enamorarte, permití que disfrutaras de mi belleza cuando te lloraba, me perdí con tal de reencontrarte. Sé que para quererte no necesito tenerte, te quiero libre; conmigo o sin mí. Te ofrezco mis brazos para estar juntos, o te doy mis alas para dejarte volar; Tú decides.
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¡Oye, Stiles!
Fiksi PenggemarHay dos tipos de personas que no pueden mirarte a los ojos; Alguien tratando de ocultar una mentira. Y alguien tratando de ocultar su amor. Audrey Lawson era la segunda, esta enamorada de Mieczyslaw Stilinski desde que estaban en jardí...