Scott.
No dejo de correr, atravieso el bosque esquivando las ramas de los árboles.
Los encontramos. Y los matamos a todos.
Reconozco el lugar de mi primera transformación, dónde Argent atrapó mi brazo con unas de sus flechas.
¿Sabías que un perro rabioso enjaulado se romperá los dientes intentando escaparse entre los barrotes?. Algo que está fuera de control está mejor muerto.
— Aún podemos cogerlo—. Anima Lydia cuando me he detenido. — ¿Coger a quién?—. Pregunto para luego girarme y mirarlas. — Al asesino. ¿En qué estás pensando?—. Cuestiona.
— En llevarle a Argent ésta bala—. Digo mostrándosela. — ¿Aunque fuera él quién la disparó?—. Cuestiona Malia.— Sobretodo si es quién la disparó—. Contesto. Me doy la vuelta pero me detengo al escuchar un sonido extraño. — ¿Oyen eso? —. Pregunto.
— ¿Latidos?—. Pregunta Malia. — Muchos. Están aquí—. Afirmo. — ¿Quién?—. Pregunta Lydia. — Cazadores—. Digo viendo a las personas acercándose. —Corran—. Ordeno, ellas me obedecen.
— Scott, espera—. Me dice Malia. — ¡Scott!—. Sigo corriendo, miro atrás y efectivamente nos están persiguiendo. Me detengo cuando puntos rojos están a mi alrededor. Respiro pausadamente hasta que me transformo. Suelto un gruñido y me lanzo contra el más cercano.
— Scott. Scott, soy yo—. Dice éste. — ¡Soy yo! ¡Scott! Scott—. Reconozco la voz y el rostro del sheriff. Me tranquilizo algo desconcertado, miro las luces a mi alrededor. — De acuerdo, de acuerdo. Ven. Está bien—. Se incorpora. —Todos, atrás. Es sólo un chico—. Ordena.
— ¿Qué les pasa a sus ojos?—. Pregunta una oficial. — Han oído al sheriff, atrás—. Ordena Parrish. Lydia y Malia llegan hasta dónde nos encontramos. Me ayudan a levantarme. — Lo siento mucho. No crees que vieron algo, ¿verdad?—. Pregunto arrepentido.
El sheriff niega. —No más de lo que están acostumbrados—. Dice. —¿Quieren decirme qué pasó aquí?—. Cuestiona. —Es un sabueso del infierno—. Contesta Parrish. —Un sabueso del infierno muerto—. Añade Malia.
—Sí, eso ya lo sé—. Asiente. — No lo entiendo. Nunca pensé que podían matar a un sabueso del infierno—. Comenta Parrish. — Parece más fácil de lo que pensamos—. Comenta Malia. — ¿Tienen algo que añadir?—. Pregunta el sheriff.
Lo miro, guardo la bala en mi bolsillo disimuladamente. —Sí...no creo que fuera cualquier tipo de bala—. Digo, Parrish se agacha. —Espero que no—. Dice.
-o-
Lydia aparca el auto. —¿Por qué no dijiste nada?—. Me pregunta. —¿Por qué no dijiste nada tú?—. Cuestiono. Ellas se voltean a mirarme. —¿Por qué nadie dijo nada? Espera, ¿debía decir algo?—. Cuestiona Malia.
Niego. —Ninguno de nosotros dijo nada por Argent. Y ninguno de nosotros dirá nada hasta hablar con él. ¿Les parece bien?—. Les pregunto. —Mientras que hablemos lo más pronto. Inmediatamente, sería lo más deseable—. Contesta Lydia. —¿Premonición?—. Le pregunta Malia.

ESTÁS LEYENDO
¡Oye, Stiles!
FanfictionHay dos tipos de personas que no pueden mirarte a los ojos; Alguien tratando de ocultar una mentira. Y alguien tratando de ocultar su amor. Audrey Lawson era la segunda, esta enamorada de Mieczyslaw Stilinski desde que estaban en jardí...