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Sentí su respiración en mi cuello, mordí mi labio y cerré mis ojos, su aroma se intensificó. Justo cuando estaba a punto de lastimarme, hice una maniobra y lo inmovilicé. Comencé a reírme de su expresión perpleja. —¡Exijo que me traigan a mi otro maestro! ¡Audrey no deja de burlarse de mí!—. Se queja Jackson, le ayudo a levantarse, me acerco hasta donde está la botella de agua. 

Tomo un sorbo, y lo miro unos segundos, las gotas de sudor se deslizan por su abdomen marcado, observo el tatuaje en su costilla. —¿Terminaste de analizarme?—. Pregunta con una expresión divertida, ruedo los ojos. —Ser hombre lobo te sentó de maravilla—. Admito con una sonrisa, cierro la botella y la dejo en su lugar. 

Jackson sonríe. —Si quieres, podrías conocerme mejor—. Insinúa, chasqueo la lengua. —Sigue con el entrenamiento, Jackson—. Ordeno intentando ocultar un sonrisa. Desde que me ofrecí a ayudarle en luna llena, nos habíamos hecho más cercanos. Jackson no era tan mala persona como aparentaba, puede ser un gran amigo si se lo propone. 

— Me iré a Londres un tiempo—. Comenta rascando su nuca. — Mi padre dijo que será lo mejor para la familia—. Agrega. — De acuerdo, no tengo problema alguno en ello—. Me encojo de hombros, Jackson rueda los ojos.  

 — Soy parte de tu manada, ¿no te preocupa quedarte sin betas?—. Dejo escapar un suspiro. — Jackson, he sobrevivido sin una manada durante toda mi vida, estaré bien. Además, siempre puedo reclutar a más adolescentes sin un paradero en específico—. Jackson asiente de acuerdo.

Sí, había tomado el consejo de Satomi en cuenta. Derek se mostró fascinado al enterarse que acepté a Jackson y que finalmente sería Alfa de mi propia manada. Isaac por su parte se encontraba molesto, pasaba la mayor parte del tiempo con Jackson y no tenía tiempo para hacer travesuras o simplemente molestarle. 

Scott, Leila y Stiles me visitaban todo el tiempo, pensaban que convertiría de repente a muchas personas y crearía problemas. Luego de explicarles, aceptaron que yo no convertiría a alguien si no fuera necesario, además, si ellos aceptaban la mordida, no habría vuelta atrás. Mi manada tenía un sello característico, un tatuaje en la costilla, era un símbolo que significaba amistad eterna. 

En realidad, eran libres de hacérselo donde quisieran, pero Jackson pidió que fuera idéntico al que yo tenía. Hasta el momento, me sentía algo afectada de no tener a quien enseñarle y ser tutora de un novato. 

-o-


Hice una mueca cuando llegué a la preparatoria, me quité el casco y bajé de la moto. Nuevamente, era el centro de atención. "Audrey Lawson, venía a la preparatoria cuando se le antojaba, que no era todo el tiempo y es la segunda con mejores calificaciones" Escuchaba, sonreí. Tenía sus ventajas tener a alguien como Lydia de amiga, y también que odiaba sacar mala nota. No es lo mío ser una perdedora.

Una vez que me alejé, dos chicos se aparcaron junto a mi moto. Observé a los gemelos con el ceño fruncido, ¿qué hacían esos omegas aquí?. Sin embargo, antes de que sus miradas se posaran en mi, ya había cruzado las puertas. Alguien me jaló del brazo, algo desconcertada observé a la pelirroja. —¿Los viste? ¡Madre mía, que hombres más guapos!—. Chilla una Lydia emocionada. 

— Son guapos, pero definitivamente no son mi tipo—. Aclaro una vez que me acerco a mi casillero. —Pues yo creo que sí, y si no los quieres, más para mí—. Observo divertida a Lydia, quien me mira y se encoge de hombros. —Oye, no me juzgues por ser observadora, soy una chica. 

—Claro, pensé que eras un unicornio. Gracias por la información, Sherlock—. Digo sarcásticamente, Lydia me golpea el hombro. —Tú me entendiste—. Se queja, ambas caminamos hasta la clase de literatura. 

¡Oye, Stiles!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora