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Scott. 


Enciendo las luces del campo, para luego apagar los rociadores y comenzar a prepararlo. Dejo caer las pelotas y me llevo el silbato a los labios haciéndolo sonar. —¡Oye! ¡Buen trabajo, Diaz!—. Felicito al chico mientras los veo practicar. —Nolan, quédate ahí. Puedes con él—. Le animo. 

Otro chico anota. —Buen trabajo, es el mejor lanzamiento de la pre-temporada—. Indico. —Gracias, entrenador—. Dice. —Entrenador adjunto. ¿Qué te crees que estás haciendo?—. Me giro para mirar a la cara al entrenador Finstock. 

— Ejercicios—. Contesto. — Les estás dando esperanza. ¿Cuándo les he dado yo esperanza?—. Me cuestiona. — Nunca—. Digo negando con la cabeza. — Exactamente. Nada motiva más que una crítica devastadora. Hablando de perdedores...—. Comienza a decir cruzándose de brazos. —¿Dónde está tu pequeño protegido?—. Me pregunta. 

Miro a los lados buscando a Liam. —Pues...—. Comienzo a decir. —¿"Pues"? ¿"Pues" es una localización? ¿"Pues" es detrás de mí?—. Cuestiona. —Estará aquí. Es la columna vertebral de este equipo. Ha mejorado su juego de todas las formas posibles. Un líder nato que puede manejar cualquier cosa que le des—. Digo. 

Liam. 


— No puedo—. Me quejo desde la banca. —Sí, puedes. Y has podido con cosas mucho peores que ésta. Ahora eres prácticamente un alfa—. Intenta animarme Mason, sentándome y poniéndome el uniforme. —No soy nada sin ella—. Murmuro. 

— Liam. ¿Puedes ayudarme con esto, por favor?—. Cuestiona Corey. —Lottie me abandonó —. Me quejo. —No lo hizo, está en un campamento junto a Ashley aprendiendo más sobre su transformación. ¿Por qué pesa tanto tu brazo?—. Me contradice Mason. 

Busca algo en su teléfono. —Vale, Scott dice que el entrenador está perdiendo la cabeza—. Comenta. —Scott también se va—. Me quejo. —Ir a la universidad no es irse, ¿vale?. Se llama crecer. Al final todos vamos a distintas universidades—. Me dice Mason. 

— Pensé que los dos íbamos a solicitar plaza en la UCLA—. Comenta Corey. —¿Qué? ¿Van a la misma universidad?—. Pregunto. —Esa no es la cuestión—. Me responde. —¿Cuál es la cuestión?—. Vuelvo a preguntar tomando el palo de lacrosse. 

 — La cuestión es que el verano casi ha terminado, vamos a ser de último año, este va a ser el mejor año de todas nuestras vidas y tú aún eres el capitán del equipo de lacrosse. Así que vamos  —. Dice incorporándome y llevándome a rastras junto con Corey. 


Scott. 


— Lo juro por Dios, McCall. Si no traes a Dunbar aquí a la de tres, este será tu último día como entrenador adjunto—. Lo miro confundido. — Éste es mi último día como entrenador adjunto—. Repito divertido. — Te reduciré el sueldo—. Me amenaza.  

— Soy voluntario. ¿Quieres mi silbato?—. Le cuestiono. — ¿Quién te ha dado un silbato?—. Pregunta. Liam aparece evitando que el equipo contrario anote. —¡Vaya! ¡así es como se juega al lacrosse, McCall!. ¿Quién es ese chico? ¡Es espectacular!—. Dice emocionado comenzando a caminar. 

¡Oye, Stiles!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora