Marion le echó tres sobres de azúcar a su capuccino. Tomó la cucharita y comenzó a revolver con mucho cuidado, asegurándose de que el azúcar no quedara asentado en el fondo. Giordano sonrió, tomándole un trago a su expreso, por alguna razón había dejado las bebidas dulces desde que comenzó a vivir en Villa Rueda. Los turnos nocturnos le estaban matando lentamente, de no ser porque tenía vacaciones pronto, no habría podido aguantar el ritmo de los últimos días.
Frunciendo el ceño, miró su reloj y asintió satisfecho, aún faltaban dos horas para que entrara a trabajar. Podría quedarse un rato ahí sin preocuparse demasiado.
Giordano levantó la vista, encontrándose de frente con el rostro de Marion, quien le examinaba a conciencia y sin preocuparse por disimular ni un poco su interés. Las pestañas del muchacho eran tan largas, que cuando se ajustaba demasiado los lentes, amenazaban con chocar contra los vidrios.
—¿Has estado durmiendo bien? —le preguntó. Marion no podía ignorar las pronunciadas ojeras en el rostro de Giordano, quien a esas horas del día, por lo regular, ya se encontraba tomando una siesta.
—Lo normal —respondió encogiéndose de hombros. A Marion no le gustó su respuesta
Apretó los labios y se enderezó en su sitio, parecía a punto de echarle un sermón, sin embargo, al final negó con la cabeza, como si estuviera decepcionado.
—¿Al menos te tomarás unas vacaciones? Tu madre quiere que te vayas a quedar a la casa, sabes que se va de aniversario en dos semanas y quiere pasar un tiempo contigo antes del viaje —comentó mirando por la ventana, obviando el hecho de que Giordano llevaba casi dos años sin quedarse a dormir en casa.
Sandra había estado muy enojada cuando Gio decidió quedarse a vivir a Villa Rueda. Se mudó a la ciudad porque el papá de Marion había recibido una buena oferta ahí, pero no esperaba que su hijo prefiriese quedarse a vivir en el complejo vacacional, en lugar de la ciudad, con ellos. Giordano fue tan necio que incluso perdió un año porque no quiso inscribirse en la escuela, casi mete en graves problemas a su madre por culpa de su tozudez.
Al principio Sandra quiso obligarlo a dejar el trabajo, pero al final decidió hacer un trato con él; lo dejaría seguir con el trabajo si no descuidaba sus obligaciones en la escuela y pasaba a visitarla los fines de semana. Hasta ahora Gio llevaba calificaciones sobresalientes, además de no perderse ni un solo desayuno familiar los días de descanso.
Marion suspiró, viendo la enorme sonrisa en los labios de Giordano.
—Me tomaré unas vacaciones este verano, antes de iniciar la universidad, también estaré libre para navidad —dijo encogiéndose de hombros—. Para eso quería hablar contigo, me preguntaba si habría un sitio en la casa donde pudiera instalarme. Mi tío me dijo que, si quería, a partir del lunes podría ir a casa para pasar el rato con mamá —Giordano no le dijo que el hombre casi le había echado, amenazando con despedirlo si no pasaba tiempo con Sandra. De seguro ella había ido a reclamarle por retenerlo tanto tiempo en Villa Rueda. Como sea, aquello no era culpa de nadie más que del mismo Gio.
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El camino de Giordano (LCDVR #3)
Teen Fiction(LGBT+) Giordano se ha vuelto un adulto. El viaje en carretera con Romeo y Julian fue su último verano como un niño despreocupado. Después de eso le siguieron dos años enteros de trabajo, escuela y el estrepitoso cambio luego de que su madre volvier...