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La semana se pasó volando y antes de darse cuenta ya estaban despidiendo a sus padres en el aeropuerto

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La semana se pasó volando y antes de darse cuenta ya estaban despidiendo a sus padres en el aeropuerto. Al principio, Giordano no estaba seguro de como sentirse con respecto a la presencia de Max en la casa, debido que no se mudó con el matrimonio era difícil saber si se llevarían bien viviendo bajo el mismo techo. Sin embargo, enseguida recordó que pasaba días enteros metido en la comisaría con él y ya se había acostumbrado a tenerlo rondando.

El gran problema ocurrió entre los amigos, ahora, medios hermanos.

Giordano le había dicho a Marion que soltara todo lo que tenía que hacer, porque las vacaciones eran suyas. Pero no había podido deslindar al muchacho de sus obligaciones. Éste se despertaba a las siete de la mañana, salía correr, hacía la comida y podía pasar horas en el supermercado, buscando los ingredientes para sus platillos y tardar aún más en cocinarlos. Claro, Gio no se quejaba del sabor, comía como un rey y teniendo en cuenta su tamaño, necesitaba una cantidad inusual para llenarse.

Lastimosamente, el tiempo que le restaba se lo pasaba con Drew, arreglando unos asuntos con el chico. No tenía idea de cuales, pero parecía muy fastidiado al respecto. Por ahí había escuchado que la escuela les estaba pidiendo de favor que les dieran unos cursos de a los chicos del nuevo comité estudiantil. Era comprensible, sin embargo, Giordano se había puesto de mal humor. Los únicos momentos que pasaban juntos, era viendo la Tv en las noches o durante los desayunos. Sin embargo, Gio no se atrevía a reclamar porque se notaba que Marion lo estaba pasando fatal en la escuela.

Marion, por su parte, si que la estaba sufriendo. No tenía idea de cómo estaba aguantando la rutina de enseñanza, pero los chicos de la academia, además de ser unos mimados, pensaban que podían solucionarlo todo quejándose con sus padres. Por eso mismo, les costaba entender que el objetivo de comité era proteger a los estudiantes, intervenir por ellos ante un problema y organizar eventos para la graduación.

Era exasperante.

—¿De dónde sacaron a estos niños? —preguntó Marion mientras se acomodaba en una de las bancas de la desierta cafetería. Por lo general, las cocineras desaparecían durante las vacaciones, pero el conserje encargado les dejaba comer su desayuno ahí o comprar cosas de la máquina expendedora, de modo que, él y su compañera eran los únicos en ese lugar.

Por razones burocráticas las clases terminaron una semana antes, así que la ausencia de alumnos parecía pesar aún más en las aulas.

—De pijolandia —respondió Aisha, la nueva presidenta y pronto, estudiante de último año—. El comité anterior estaba hecho a punta de becados que necesitábamos créditos extra para mantener nuestro estatus ante la administración —Ella suspiró—. Pero este año entraron un montón de chiquillos que vienen estudiando toda la vida en el colegio ¿Te imaginas? Tienen la cabeza en las nubes y no tienen la menor necesidad de hacer un buen trabajo porque tienen la plata para pagar las colegiaturas sin ningún problema —se quejó haciendo una mueca—. No es su culpa, pero no tienen idea de cómo hacer las cosas ellos solos.

El camino de Giordano (LCDVR #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora