47

2.1K 425 157
                                    

Desconfianza


Cuando llegaron a la cabaña se estaban muriendo de frío y ya era tarde, así que corrieron a darse un baño para volver a la boda porque Giordano se sintió mal por dejar todo votado. Al principio pelearon un poco por el asunto del baño, porque los dos querían que el otro pasara primero, pero finalmente fue Giordano quien terminó perdiendo la batalla.

Marion observó con cierta vergüenza cómo el muchacho se quitaba la ropa sin cerrar la puerta, mostrando mucha más piel que la que dejaba al descubierto normalmente, pero al final, cuando iba por la ropa interior, se metió a la regadera y desde ahí lanzó sus boxer fuera.

Mala suerte.

No fueron más de quince minutos los que tardó en salir, él ni siquiera había cruzado la puerta cuando Marion se precipitó dentro, casi tropezando con la ropa del chico y teniendo que sostenerse del lavabo para no caer.

—¡Cuidado! —exclamó Giordano dándose la vuelta hacia él.

—Estoy bien —dijo, pero sus ojos parecieron concretarse en algo específico, se trataba de una pequeña bolsita metálica que llamó su atención.

—¿Pasa algo? —preguntó Gio, un poco extrañado por la indescifrable expresión en el rostro del chico. Marion no respondió, él sólo se agachó, recogiendo la bolsita para mostrársela a Gio, quien se puso pálido de inmediato, cómo si hubiese visto a un muerto.

—¿Llevas uno a todos lados? —preguntó, tratando de comportarse tranquilo, pero sin conseguirlo. Un leve sonrojo apareció en sus mejillas, mientras que la cara de Giordano pareció combinar con su cabello por culpa de la vergüenza.

Era el condón que le había dado su prima.

—No —respondió de inmediato, con los ojos muy abiertos—. No es lo que parece —agregó, tratando de controlarse, mientras movía sus manos en una seña de negación. Marion sólo levantó la ceja—. Quiero decir, no es para ti —aseguró sin pensar.

—¿No? —inquirió, cómo dándole una oportunidad de cambiar sus palabras.

—No, bueno si, si tú quieres, ósea, no ahora, pero no lo traje para eso —había un ligero tartamudeo en su voz mientras movía las manos cómo un tonto de aquí para allá.

—¿Para qué lo trajiste entonces? —viendo el rostro de Giordano, para él era obvio que se trataba de algún tipo de malentendido, pero por primera vez quería ser quien pusiera un poco de humor pesado sobre el chico en lugar de ser el blanco de las bromas.

—Pues para... —Gio apretó los labios sin decir nada más, era obvio que había escogido las palabras equivocadas para explicarse, así que se quedó en su sitio, avergonzado y en silencio mientras ordenaba sus ideas—. Eso no es mío —dijo finalmente, causando que Marion soltara una carcajada antes de cerrar la puerta del baño y colocar el seguro. Giordano se giró con los hombros hundidos, dirigiéndose a su maleta, por suerte estaba usando una bata de baño o se habría quedado desnudo mientras pasaba uno de los momentos más vergonzosos de su vida, justo como en las pesadillas cliché de las pelis de adolescentes noventeras.

De repente Marion se asomó una vez más por la puerta.

—¿Sabes? Es una lástima que no sea tuyo, me moría de ganas por usarlo —comentó, fingiendo inocencia, lanzándole el condón en la cara, para después meterse al baño y cerrar una vez más la puerta.

Desde dentro sólo escuchó a Giordano tropezar y presuntamente caer al suelo por culpa de su comentario. Una vez más volvió a reír con fuerza.

El camino de Giordano (LCDVR #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora