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Por un momento Marion pensó que no estaba escuchando bien ¿Cómo que todo era mentira? No, debía haberse confundido, quizás no utilizó las palabras correctas para expresarse, quien sabe, no estaba del todo seguro, sin embargo, entre más pasaban los segundos, aquella declaración se volvía más real.

Mentira.

Giordano le había mentido, en su cara y él, como un idiota le había creído.

De repente se sentía muy estúpido ¿Quién en el mundo le creía algo así a un chico que le había confesado su amor a medio pueblo? ¡Diablos! Incluso él había sido víctima de sus coqueteos de mentiras.

Frustrado al darse cuenta de lo evidente del engaño, no pudo encontrar las palabras para el enojo que estaba sintiendo. De repente tenía la cabeza caliente, se sentía mareado y le habían dado ganas de vomitar. Apenas y tenía las fuerzas suficientes para respirar correctamente ¡Que iluso había sido! ¡Se dejó atrapar como si nada en una de las bromas de Dano! ¡Tonto! ¡Tonto! ¡Tonto!

—¿Estás enojado? —preguntó Gio, haciendo una mueca e ignorando lo obvio.

—Enojado es una palabra demasiado simple para lo que estoy sintiendo —gruñó, notando como su respiración se aceleraba. De repente tenía ganas de darle una cachetada antes de mandarlo a volar, mientras que otra parte suya, una que trataba de mantenerse oculta, saltaba de felicidad al saber que no había tal amor en la vida de Giordano.

¿Cómo podía tener sentimientos tan dispares al mismo tiempo? Marion suspiró, apretando los labios, tratando de no sentirse miserable y engañado. A la alegría y el enojo se estaban se le estaban uniendo rápidamente la tristeza y decepción.

—¿Marion? —Giordano se inclinó un poco hacia él, mordiéndose los labios—. Lo siento mucho, de verdad, no fue mi intención mentir. —Él apretó los labios deteniéndose un instante, para después continuar hablando—. Bueno, sí, pero es porque quería pasar tiempo contigo, yo...

Sin embargo, la mirada de Marion fue suficiente para que guardara silencio. Estaba enojado, de verdad enojado, no recordaba cuando había sido la última vez que lo miró de esa forma. ¿Alguna vez había visto tanta decepción y rabia en aquel rostro? Marion siempre fue su gran amigo, a veces peleaban, pero hasta ahora todas esas riñas habían sido juegos de niños en comparación a lo que estaban pasando en ese instante. Giordano hizo una mueca de preocupación, de verdad no quería terminar metido en problemas más grandes, pero tenía la imperiosa necesidad de disculparse, aunque eso terminara crispando aún más los nervios de su amigo.

Marion soltó un gran suspiro, sintiendo cómo Giordano se preparaba para soltar un largo discurso verborreico. No, no estaba de humor para aguantar sus tonterías, necesitaba aclarar la cabeza, enfriarse, pensar sin todo el coraje que estaba sintiendo.

—¿Sabes que Dano? Me voy a la cabaña, nos vemos en un rato —Y sin esperar respuesta, comenzó a caminar lejos del objeto de sus deseos... Deseos pecaminosos y deseos asesinos, en ese momento eran lo mismo.

El camino de Giordano (LCDVR #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora