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Ya era de noche cuando terminaron los ensayos, todo el mundo estaba muy cansado, el día fue más ajetreado de lo que se esperaba

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Ya era de noche cuando terminaron los ensayos, todo el mundo estaba muy cansado, el día fue más ajetreado de lo que se esperaba. Giordano sentía que había desarrollado ojeras de dos días mientras lidiaba con el espacio y los trabajadores del lugar que trataban acomodar todo para el gran día.

Julian tenía razón cuando dijo que quería una gran boda, aquel maldito salón era enorme y además habían puesto candelabros en el techo y había arreglos florales adornados con tiras de perlas y piedras brillantes. Giordano suponía que estás últimas eran bisutería, pero aun así debió haber salido caro.

—Son lindos ¿Cierto? —ahora que por fin tenía acceso al lugar, Julian había pasado a darle el visto bueno a todo y parecía bastante satisfecho con el asunto.

—Son lujosos —respondió Giordano, haciendo una mueca ante las vistosas rosas escarchadas en algo que parecía nieve. Las rosas eran azules, aquello le pareció un buen detalle—. ¿Tu escogiste el color? —preguntó, ladeando el rostro mientras notaba los pequeños detalles.

—Yo escogí todo y pasé un año entero tomando trabajos cómo loco para cumplirme mis caprichos —dijo sonriendo con cierto orgullo, para después señalar la puerta de la cocina, de donde Romeo estaba saliendo—. Aún así él puso la mayor parte —agregó.

—Pensé que irían a partes iguales, quiero decir, así debería ser —Giordano no estaba del todo empapado en el tema de la boda, habló con ellos de forma superficial con ellos sobre el asunto varios meses atrás y recordaba que Julian mencionó que quería que fueran a partes iguales.

—Mi abuelo me llamó esta mañana para preguntarme si de verdad iba a casarme con Romeo —dijo, cambiando drásticamente de tema. Aquella frase golpeó duro a Giordano, quien, aunque no conocía al hombre, había oído hablar de él en numerosas ocasiones y por parte de diferentes personas, entre ellas su madre,

—Vaya ¿Y qué le dijiste? —preguntó con cierta duda en su tono de voz, aquello sonaba como algo serio, el día siguiente era la boda.

—Le dije que no le habría mandado una invitación si no fuera a hacerlo, creo que se molestó por mi respuesta —bromeó, sabiendo lo enojado que se había puesto su abuelo al otro lado del teléfono. Por suerte Julian era un cara dura y ya le daba igual lo que pensara el hombre, al menos, a esas alturas lo hacía.

—¿Lo invitaste? —preguntó Giordano abriendo la boca cómo idiota, sorprendido por aquella nueva información.

—Claro —Julian soltó una risita—. Nosotros incluso escribimos su invitación a mano, contratamos a un calígrafo, quedó genial, creo que el habría aprobado esa clase de invitación para todo el mundo, pero sólo hicimos la de él y la del abuelo de Romeo de esa forma, porque... Bueno, porque algo bonito tenían que verle al asunto —comentó encogiéndose de hombros.

—¿También le enviaron una invitación al abuelo de Romeo? —Aquella situación era inesperada, no se imaginaba porqué aquellos dos querrían amargarse la vida de esa manera, pero tampoco estaba en posición de opinar, de modo que sólo se permitió demostrar toda su incredulidad con una exagerada mueca.

El camino de Giordano (LCDVR #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora