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Maratón 3/4

Maratón 3/4

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—¡Vamos a tener un bebé! —Maximilian se encontraba vibrante de felicidad cuando le contó la noticia a Sandra. Él la levantó del suelo y la giró en el aire, ignorando el pésimo estado de ánimo de su amiga—. Se que somos demasiado jóvenes, pero ya nos las arreglaremos, Marianne ya está preparando sus papeles ¡Nos casamos la semana que viene! —Él se llevó las manos a la cabeza, girando sobre su propio eje—. ¡Dios! ¡No tengo donde caerme muerto, pero no me importa! ¡Nosotros...! —Sin embargo, se interrumpió al notar a Sandra perdida en su propia mente, con una expresión tan triste que parecía que acaba de morir alguien—. Sandy ¿Estás bien? ¿Qué te ocurre? ¿Te peleaste con André? —preguntó, inclinándose hacia ella para tratar de ver mejor su cara.

—Yo también —dijo frunciendo el ceño.

—¿Tu qué? —le cuestionó, confundido.

—Yo también estoy embarazada —confesó, sin poder evitar que se le quebrara la voz.

El rostro de Maximilian se puso pálido, no supo que decir, para él la noticia había sido buena, sin embargo, no parecía ser el caso de Sandra.

—¿Ya se lo dijiste a André? —preguntó, tanteando el terreno. Él sabía que la relación de Sandra con el joven francés era muy nueva, apenas tres meses desde que el chico le rogó que fuera su novia. Por lo que supo André había transformado a Sandra en su confidente, su pañuelo de lágrimas y en base a eso confesó que se había enamorado de ella.

—Ha recibido una oferta, se irá a Paris para grabar un disco, no planea quedarse ni hacerse cargo del bebé, pero dijo que podía dar su consentimiento para que tuviera el apellido —explicó, jugando con sus manos. Maximilian la miró cómo si lo hubiese golpeado en la cara, él no creía lo que acababa de escuchar.

—¿Es en serio? ¿Va a marcharse? ¿No le has pedido que se quede? —conociendo a Sandra, Max estaba seguro de que no lo había hecho, pero aun así preguntó. Ella soltó un suspiro.

—No, le dije que se fuera —Sandra guardó silencio un momento, tratando de recomponerse—. Que más le valía tener éxito, porque no lo quería de regreso, y que, si alguna vez quería ver al niño recordara que fue él el quien lo abandonó —su voz sonaba firme y decidida, pero las lágrimas comenzaron a caer de sus ojos y Max la abrazó, tratando de confortarla.

—Voy a matarlo —murmuró, sintiendo cómo la espalda de Sandra temblaba. Él habló con André cuando comenzó a salir con la chica y le hizo prometer que no la trataría cómo al resto de sus conquistas. Y André había prometido que la cuidaría igual que a un tesoro mientras estuvieran juntos.

Evidentemente estaba mintiendo.

—Perdón —se disculpó Sandra—. Tu vienes aquí con buenas noticias y yo te amargo el día con mis cosas —Ella lo abrazó—. Felicidades.

El camino de Giordano (LCDVR #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora