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Maratón parte 2/3

Giordano nunca se había arrepentido tanto de ser un chico descuidado con sus acciones

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Giordano nunca se había arrepentido tanto de ser un chico descuidado con sus acciones. Él solía pensar que la vida era más divertida si no te la tomabas en serio, sin embargo, ahora su filosofía no parecía tan adecuada como antes.

Por una vez quiso volver al pasado y golpearse a sí mismo con un zapato para acomodar su estúpido cerebro antes de que maquinara más tonterías de las que podría soportar.

—Pensé que habías dejado de hacer eso —resopló Marion, adoptando una expresión aburrida—. Ya crece un poco Dano.

Los labios de Gio se unieron en una mueca de molestia ante aquella respuesta tan fría, sin embargo, luego de un par de segundos entendió que era lo que pasaba por la mente del muchacho. Si, esa no era la primera vez, Giordano ya había hecho todo tipo de locuras frente a Marion, le declaró su amor de mil maneras mientras estaban en el pueblo, era lógico que no le creyera sin importar que tan genuino estaba siendo.

De repente quiso golpearse en la cara y también sintió la necesidad de explicarse frente a él, pero al final no tuvo nada que decir, se quedó en blanco un largo rato antes de comenzar a deprimirse.

¿Cuál era el punto de ser sincero cuando nadie creía en tus palabras? Por un momento supo lo que sentía el niño que gritaba "el lobo". Había un profundo vacío en su estómago, expandiéndose hasta su pecho. Él se giró un poco, mirando a Marion, sin ocultar en lo absoluto su expresión llena de arrepentimientos.

—Dano... —Marion le llamó, notando su cambio de humor y se sintió un poco mal por contestar de manera tan cortante. Hasta ese momento había intentado de manera inútil no sentirse débil ante aquellas caras de tristeza que solían convencerlo de hacer locuras todo el tiempo.

—No me tomas en serio —aseguró, sin saber si estaba sintiéndose ofendido, triste o tenía ganas de reprocharle a Marion su falta de confianza.

—No lo hago ¿Eso es un problema para ti? —preguntó, frunciendo el ceño.

—Si lo es —espetó Giordano, haciendo una mueca de niño regañado.

—Pues es una lástima —respondió encogiéndose de hombros—. Anda, toma otro waffle y siéntete mejor, ya verás que con el dulce se te pasa el berrinche —agregó, acercándole el postre para pasarle más al plato, por lo general un poco de comida extra servía para animar a Giordano. Él no era muy exigente, se conformaba con que le dieran una pizca de atención y pudiese tener algo en que entretenerse, pero ese no era cualquier momento, no, él estaba tendiéndole el corazón a Marion y este le había dado a cambio un waffle con miel. Sabía que era su culpa, pero no podía evitar sentirse ofendido.

—Ya está, se acabó, voy al cuarto a matarme —se quejó, levantándose de la silla y metiéndose a la habitación. Hacerse el ofendido no estaba siendo una tarea complicada cuando su orgullo en realidad sí que había sido herido, él no sabía que tenía tanto ego hasta que este fue golpeado cómo una piñata por la indiferencia de Marion.

El camino de Giordano (LCDVR #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora