Capítulo 33 . SOMETIDO A TU CONSIDERACIÓN.

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Eventualmente logré calmarme. Rámses no se me acercó en ningún momento y eso me dolía aún más. Ambos nos teníamos reservas, ambos estábamos lastimados.

Nos miramos sin saber que hacer a continuación pero el dilema fue resuelto cuando Gabriel tocó la puerta y entró. Su cara me sorprendió y miré a Rámses buscando una explicación, pero él solo mantuvo su mirada sobre su hermano, luciendo impasible e inescrutable.

Gabriel tenía la ceja, la nariz y la boca partida, fue solo en ese momento que vi que Rámses también llevaba rastros de pelea, una más reciente que la que presencié en la casa. Su ojo y su boca estaban hinchados y un cardenal comenzaba a aparecer en uno de sus pómulos. Quizás era la blancura de la piel de Gabriel lo que hizo que se notase más rápido los golpes o el bronceado de Rámses el que lo disimuló. O quizás fui yo, la que lo notó primero en Gabriel que en Rámses. Aparté ese pensamiento de mi cabeza y todo lo que podía implicar.

Gabriel le entregó su prueba a Rámses luciendo bastante molesto y se cruzó de brazos expectante. No sé si era el momento adecuado o no, pero por cómo estaban las cosas bien podía no existir un buen momento. Alcé la cara para mirar a Gabriel y lo conseguí con su mirada clavada en mí y cuando se dio cuenta que lo miraba sus mejillas se tornaron escarlatas y giró la cara. Él recordaba todo, y yo recordada nada y quería y necesitaba saberlo, aunque me daba terror hacerlo.

Rámses salió del baño con su cara contraída, no sabía que fuese posible que luciese más molesto que antes, pero lo estaba. Se acercó a su hermano y estrelló desafiante su pecho contra el de él, haciéndolo retroceder un paso y retándolo con la mirada a quejarse. Sus frentes estaban unidas, los puños de Rámses apretados con fuerza a los lados de su cuerpo.

Au moins me dire que vous étiez en état d'ébriété- Por lo menos dime que estabas borracho—siseó muy cerca de su rostro. Gabriel tragó seco y asintió repetidamente—. ¡Parler-Habla!

—Estava bêbado- Estaba borracho—respondió el portugués.

—¿Qué?—pregunté para que recordaran mi presencia y hablaran algo que yo pudiese entender.

—Su resultado fue negativo—me explicó Rámses con sus dientes apretados.

Ahogué un grito y antes de que pudiese decir algo Rámses conectó su puño en el rostro de su hermano y Gabriel no se molestó en defenderse.

No podía creerlo. Gabriel, que sabía lo que había vivido con Stuart, que me vio llorar y sufrir por eso, ¿se aprovechó de mí?. Comencé a llorar sin poder evitarlo y a pesar de eso no podía dejar que los hermanos se lastimaran a golpes. Me interpuse entre ellos cuando Rámses pretendía asestar un segundo golpe y Gabriel recibirlo sin rechistar.

—Y dice que estaba borracho. Mientras tú estabas drogada sin saber lo que hacías, él estaba mucho más consciente que tú de lo que estaba pasando.

No Juzgues La PortadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora