Capítulo 53. TENEMOS UN 10-17

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POV Fernando O'Pherer.

—Por favor prepara cinco legajos de este documento y envía los digitales de los mismos a penas se marchen. La reunión debería comenzar a las diez, así que también solicita un pequeño desayuno, nada pesado para no tener que alargar la reunión.

—Si, señor O'Pherer. Hasta los momentos tengo tres delegados confirmados.

—Vendrán, así que cuenta con todos ellos.

Johana se retiró de la oficina y continué con la firma de los últimos documentos, eran algunas respuestas rutinarias de la embajada.

—Señor O'Pherer, llegó su reunión de las 11, ¿los hago pasar?—preguntó Martha por el intercomunicador.

—Si, muchas gracias.

Me levanté para estrecharle las manos a los representantes sindicales del gremio automotriz. Querían comenzar a importar algunas piezas para vehículos y apelaban a la intervención de la embajada para conseguir descuentos en los aranceles de la importación. Siempre estaba presto en ayudar a los comerciantes, pero estos eran bastante capaces de pagar los aranceles, por lo que molestar al gobierno con unos descuentos especiales para quienes si podían pagar lo que correspondían, agotaría ese comodín para conseguirles beneficios a aquellos comerciantes que de verdad necesitaran ayuda.

Igual los atendería, pero no saldrían de aquí nada felices.

Y no me equivoqué, después de veinte minutos conversando, me quedé claro que querían un favoritismos que no correspondía y cuando di la primera negativa se acabaron los buenos tratos.

—¡Fernando!—Johana entró corriendo a la oficina, asustándonos a todos con su grito.

—¿Qué pasa?.

—!Atiende el maldito puto teléfono!—gritó, la miré extrañado y molesto de que me hablase de esa forma delante de los delegados, pero ella me ignoró y rebuscó con desespero en mi escritorio por mi celular bajo la mirada confundida de todos. Estaba sorprendido por  su lenguaje soez y con exceso de confianza, algo que siempre dejaba reservado para momentos más íntimos. Me lo tendió con violencia, bastante molesta, cuando aún seguía iluminándose con una llamada, estaba en silencio.

—¿Aló?—pregunté dudoso sin apartar mi mirada de Johana, no estaba entendiendo nada.

—¡Maldita sea Fernando! Tengo rato llamándote.

—Mike, estoy en una reunión...

—Stuart secuestró a los chicos.

—¡¿Qué?!.

El mundo se apagó a mí alrededor. 

Sin ni siquiera despedirme comencé a salir de la oficina. Escuchaba la explicación de Mike quien me contaba que cuando del colegio no lograron contactarme los llamaron a ellos, eran sus otros papás y así estaban registrados en el instituto. Mike estaba en el aeropuerto esperando el vuelo para venir hasta acá, Hayden, que estaba en una operación, aun no lo sabía, pero apenas terminara le informarían. Mike le compró el pasaje porque sabía que también acudiría.

No Juzgues La PortadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora