Capítulo 25 . DANIEL (Primera Parte)

11.2K 1K 653
                                        


Pacita no me atendió las llamadas ni me respondió los mensajes en todo el domingo. No había sabido nada de ella desde que salió de la casa con Gabriel siguiendo sus pasos. Por esa razón, y como medida desesperada quería ir a visitarla, pero no me atrevía a hacerlo hasta que no supiese en que terreno estaría caminando, así que llamé a Gabriel primero.

Me contó que la discusión fue bastante intensa y fuerte. En el punto más álgido, cuando Pacita gritaba con fuerzas, sus padres salieron a ver cuál era el espaviento, pensando que Gabriel era el responsable de eso.

Y siendo acorralado con sus padres, sin el menor de los tactos posible y también molesto por la actitud de Pacita, les confesó sus sospechas y lo que acababa de descubrir. Pacita rompió en llanto, su mamá rompió en llanto, su papá rompió en furia, sus hermanos en preguntas. Al final de aquel meollo, los papás le pidieron a Gabriel que por favor se retirara, que ellos conversarían con Pacita. Para alivio de él y el mío también, sus papás si habían notado la pérdida de peso y las nuevas "manías" de Marypaz por la comida, por su aspecto, y por los momentos de comer.

—Quiero ir a hablar con ella—le dije a Gabriel una vez me puso al día de lo ocurrido

—No creo que sea buena idea. Creo que se sentía agobiada. Hay que darle su espacio.

Bufé molesta porque tenía razón, pero no quería dejarla sola. Estaba segura de que Pacita estaba en una etapa de negación, donde no admitía que tenía un problema.

—¿Te ha respondido los mensajes o las llamadas?

—Ni uno solo...—su voz se tornó triste—, pero te diré si lo hace

—Está bien. Bueno...—ya no había más nada que hablar y me disponía a despedirme

—¿Es cierto lo que dijo... de ti... sobre mí?—preguntó dudoso

—¿Acaso importa si lo es?—su pregunta me descolocó, no debería importarle si tengo o no sentimientos por él, porque él los tiene por Pacita.

—No me respondiste—ahora sonaba un tanto victorioso, lo que me hizo molestar. No debería importarle si le gustaba a otra chica, solo debería importarle lo que su novia pensaba de él.

—No es cierto y no sé por qué lo dijo, pero creo que no estaba pensando con claridad.

Él tardó un rato en responder y cuando lo hizo sonó decepcionado. Recordé lo que me había dicho Rámses, que yo le gustaba, pero aparté ese pensamiento fugaz de mi cabeza.

***

Era martes en la noche y mi tercera noche de tormento, pensando en Rámses y el casi orgasmo que me había dado. No podía sacarme el recuerdo de la cabeza y no ayudaba que Rámses viviese recordándomelo a todo momento. Aunque en su defensa, con solo respirar cerca de mí, ya me enviaba escalofríos por todo el cuerpo.

También era el tercer día saber de Pacita. No había asistido a clases y seguía sin atenderme el teléfono o los mensajes. Me sentía desesperada y aunque seguía el consejo de Gabriel y de Rámses de darle su espacio, aun así quería correr a su lado para saber que estaba pasando y sobre todo si se encontraba bien.

Y fue pensando en ese desespero cuando me atreví a llamar a su mamá, contra toda recomendación

—Hola Sra. Carolina, disculpe que la moleste es Amelia—saludé nerviosa

—Hola Amelia, que bueno saber de ti. ¿Cómo has estado?—respondió con su cariño característico.

—Muy bien. Llamaba porque quería saber de Pacita, tengo días sin saber de ella... desde uhmm... el sábado, y quería saber si ella se encontraba bien...—estaba nerviosa. Temía por la respuesta o por la reacción que la mamá de mi mejor amiga pudiese tener conmigo

No Juzgues La PortadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora