Desperté destruido, pero valió la pena. Lo poco que dormí lo hice sin angustias, con la plena seguridad de que era un imbécil por haber desconfiado de Amelia.
Hayden me estaba esperando para irnos al hospital. Mientras salíamos de su departamento llamé a Amelia que ya debía estar en el aeropuerto con Gabriel y me dio la noticia del colapso en el aeropuerto y de cómo estaba varada con el portugués.
Mi papá estaba intentando cambiarlos de vuelo, pero todo está repleto. Tendrían que armarse de paciencia y solo esperar.
Estuve pendiente de llamar un par de veces para que me actualizara la información, me enteré de que jugaban a veinte preguntas y aunque no me dio risa, tampoco me molestó como hubiese pasado en otras circunstancias.
Confío en Amelia.
Confío en Gabriel.
Hayden nos hizo ayudar en las rondas diarias. Esta vez no participamos, pero vimos de cerca varios procedimientos, entre ellos una intubación a un paciente que llegó de emergencia.
Cuando por fin llegó la hora de almorzar, prácticamente nos arrastramos al comedor.
—Estoy tan agotado que quiero que me alimenten por suero—se quejó Ulises, los demás asentimos en aprobación.
—Lo lamento Susi, pero tu papá acabará con mi vida—era el turno de Mary de quejarse.
—A mí me está exigiendo más que ustedes—Susi intentó defenderse, también estaba agotada.
—No lo ponemos en duda... solo... si tú eres su hija y no le importa su bienestar ¿Qué queda para los demás?
—A menos que seas Ramsés—bufó Ignacio.
—Es Rámses—corregí—. ¿Y qué quieres decir con eso?
—Digo que contigo sí parece preocuparse. Eres su consentido.
—Es mi padrino, mi segundo papá—encogí mis hombros, no me importaba lo que ellos pensaban, Hayden me había dado trato preferencial, pero también me había exigido mucho más, si él no podía verlo era su problema, no el mío.
—Ni siquiera lo niegas—bufó evidentemente molesto.
—No.
Este tipo comenzaba realmente a molestarme. Susi lo notó e intervino.
—Mi papá no tiene un trato preferencial con Rámses, si quieres que te dé la oportunidad de hacer las cosas que a él le permitió quizás deberías destacarte como él lo hizo. Si más no recuerdo ni fingiste pretender saber las respuestas a las preguntas que hizo.
Ignacio la miró con odio pero no le respondió. Finalmente nos levantamos a buscar las bandejas con la comida y nos sentamos todos en la misma mesa.
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No Juzgues La Portada
Fiksi RemajaMe llamo Amelia, y hace un año me enamoré perdidamente de Daniel, un chico que me cautivó y me hizo vivir la mejor de las historias de amor, pero también la decepción más grande que una chica puede pasar: una violación. Y hoy, a pesar del tiempo no...