Capítulo 2

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El helado viento nos obliga a volver a la comisaría. Víctor y yo nos damos la vuelta, avanzando hacia su oficina, pues, después de lo que acaba de ver, no creo que sea necesario más interrogatorios.

Seguimos por el pasillo, viendo como aún las lámparas titilan y se mueven, esto es un desastre.

Es entonces cuando me detengo, dejando de lado mis pensamientos al ver a aquella persona que no esperaba encontrarme.

Cruzamos miradas, y una sonrisa se dibuja en su rostro que está sucio al igual que su ropa. Le correspondo la sonrisa y ella corre con rapidez hacia mí.

—Emily... Estaba tan preocupado —Susurro al tomarla en mis brazos. —¿Qué haces aquí? —Pregunto algo agitado, pues la última vez que la vi fue en la primaria.

—Mi madre está presa —Mis ojos se abren completamente, Jane no bromeaba con lo de culpar a Carolina por el asesinato de mamá.

—¿Y Brad?

—Está cuidando a Megan en el hospital.

—¿Cómo se encuentra? —Hago mi tercera pregunta.

—No tengo idea —Confiesa bajando la cabeza.

La miro por unos segundos y vuelvo a abrazarla, ella me corresponde y entonces, Víctor posa su mano sobre mi hombro.

—Tienes que responder unas preguntas.

Asiento poniéndome serio y al caminar hacia la sala de interrogatorios, todo se pone a temblar, otro terremoto azota el pueblo y parece que cada vez son más intensos.

Los tres nos apoyamos en las paredes para no caer al suelo, los objetos que están sobre los escritorios tambalean hasta chocar contra el piso y las luces se mueven de un lado otro.

Por segunda vez en la noche, el piso comienza a agrietarse, no sé lo que sucede, pero no es nada bueno.

Los policías comienzan a correr hacia la salida, chocándonos como si fuéramos objetos sin vida, sin preocuparse por si nos lastiman o no.

—¡Abandonen el lugar! —Grita Víctor reincorporándose, el voltea en dirección a la salida, pero Emily lo detiene.

—Mi madre —Dice ella de manera seria, e incluso, tranquila.

El asiente y juntos avanzamos hacia las celdas, bajamos las escaleras hasta llegar al subsuelo frio y deprimente donde se encuentran tales calabozos.

—¡Max! —Grita Carolina al verme, me acerco, dejando que ella me abrace a través de las rejas.

—Te vamos a sacar de aquí —Comenta Emily.

Miro hacia atrás, Víctor esta frente a nosotros, sin hacer nada, solo nos observa, como si no estuviera seguro de lo que va a hacer.

—¿Qué le pasa? —Pregunta mi novia.

Pero el solo niega.

—El lugar se está viniendo abajo, mi madre es inocente, ¡Asique abra la maldita celda ahora! —Exclama dando un par de pasos hasta estar a pocos centímetros de él.

Víctor, sin mirarla a los ojos, saca las llaves de su bolsillo y se acerca lentamente hacia la celda, donde, al insertar la llave en la cerradura, abre la puerta de rejas.

Emily sonríe al instante y abraza a su madre.

—Ahora vayámonos de aquí —Pronuncio caminando hacia la salida.

Los cuatro salimos de la comisaría con rapidez. El viento helado vuelve a tocar mi piel y un escalofrío recorre mi cuerpo.

—Debemos buscar a Patricia —Dice Carolina al cruzar la puerta de salida, y su rostro, cambia completamente al ver el panorama. —¿Qué es esto?

Inferno © [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora