Capítulo 1

758 55 12
                                    

El respaldar de la silla, helado, hace que me encorve. Mis muñecas duelen y mis ojos arden de tanto llorar. Respiro lento, sin hacer ruido, como si estuviera a punto de morir.

Mi vista está al frente, solo que, no veo nada con exactitud, todo me resulta tan borroso.

El vapor sale de mi boca y se pierde en la habitación, tengo frío, mis brazos suplican por algo de calor, la piel se me eriza, no puedo más.

Escucho el rechinar de la puerta mientras se abre y los pasos de Víctor al entrar a la habitación, ni siquiera intento mirarlo, no puedo creer nada de lo que sucedió, no lo comprendo, no, no logro asimilarlo.

El Sheriff se sienta frente a mí, colocando sus manos sobre la mesa, haciendo mucho ruido contra ella. Lo observo y entonces me doy cuenta que mi cuerpo no para de temblar.

Víctor me mira a los ojos, esperando, como si yo le debiera algo.

—¿No dirás nada? —Me pregunta arqueando una de sus cejas.

Pero yo no respondo, él se apoya en el respaldar, indignado, y segundos después levanta sus manos de la mesa, apretándolas tan fuerte que hace que sus nudillos se pongan blancos.

—¡Explícame como es que tengo una adolescente muerta, un policía desaparecido y cinco cuerpos en unos malditos túneles! —Grita de repente, volviendo a golpear con fuerza la mesa y respirando tan fuerte que su nariz palpita exageradamente.

Bajo la cabeza, una lágrima se desliza por mi mejilla, se siente como fuego, quemando cada centímetro que recorre. Paso mi brazo por mi rostro y luego miro a Víctor.

—¡Habla! —Exclama abriendo sus ojos, dejando al descubierto una vena en el lado derecho de su frente.

—¡¿Qué quiere que diga?! —Respondo casi gritando, gastando las pocas energías que me quedan. —¡Uno de mis amigos acaba de morir, puede que a usted no le importe, pero a mí sí y no tengo tiempo para sus malditas preguntas! —Termino, agitándome y abriendo mi boca para tomar mucho aire.

Me paro con mis piernas temblorosas, me apoyo sobre la mesa y avanzo, es como si todo debajo de mi cintura fuera de gelatina, tiemblo y no tengo la fuerza para mantenerme de pie.

Logro rodear la mesa y pasar junto a Víctor, y como si se tratara de un abismo entre la puerta y yo, salto contra ella y me apoyo nuevamente.

—¿Adónde vas? —Escucho la voz irritada del Sheriff detrás de mí.

Lo ignoro y tomo la perilla, girándola y abriendo la puerta, pero entonces, mi cuerpo junto a la puerta se inclina hacia adelante, mis piernas no responden y caigo al suelo con fuerza.

Mi vista se nubla y al pestañar lo único que veo es el helado piso de cerámico.

—¡Max! —Grita Víctor, se siente lejano.

El me voltea y la luz que cuelga del techo me ciega completamente. Vuelvo a pestañar, pero, aunque lo intente, no puedo abrir mis ojos.

La voz de Víctor se siente cada vez más lejana, y un segundo después, ya no oigo nada.

La voz de Víctor se siente cada vez más lejana, y un segundo después, ya no oigo nada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Inferno © [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora