Capítulo 32

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Narra Max:

—Max esto es...

—¿Una locura? —Lo interrumpo, haciendo una mueca de disgusto.

—Yo...

—Sé que suena descabellado, pero es la verdad, y debo volver al pueblo —Vuelvo a interrumpirlo, y esta vez, tomo su mano. —Quizás, si convences al agente de que nos mudemos allí...

—Max...

—Es que no lo entiendes...

—Max...

—Tengo que...

—Max —Su tono sube notablemente, y yo, me quedo en silencio. —Solo déjamelo a mí, ¿Si? Haré todo lo posible para llevarte allí.

Sonrío levemente, abrazándolo y tomándolo por sorpresa, jamás pensé que me creería, y mucho menos que me apoyara en todo esto.

Lo subestimé y lo rechacé durante tanto tiempo que ahora, me siento un completo idiota.

—Ahora trata de descansar, volveré cuando tengas noticias —Él besa mi frente y yo asiento levemente.

Lo veo salir de la habitación, escucho la puerta cerrarse y cierro los ojos, terminaré con esto, salvaré al pueblo y volveremos a la normalidad.

Voy a graduarme junto a mis amigos, y saldré con la persona que amo...

Si tan solo supiera quién es.

Narra Megan:

Una bocanada entra en mis pulmones, abro los ojos completamente y me siento en el lugar.

Estoy agitada, demasiado, a decir verdad, pero estoy de vuelta, o eso parece, pues mis ojos reproducen la habitación de Emily, la oscura y levemente iluminada con velas habitación de Emily.

Mis ojos se dirigen hacia las ventanas, de donde también proviene luz, y supongo que ya es de mañana.

Miro a mi lado, Brad ya está despierto, pero a diferencia de la otra vez, se mantiene sentado en su lugar, con la cabeza gacha y en completo silencio.

Creo saber por qué está así, y es por mi culpa.

—Megan, ¿Lograron...?

—No —Interrumpo a Laura al mirarla. —Siguen allí, y creo que empeoramos todo —Musito bajando la cabeza.

—¿De qué hablas? —Pregunta Patricia.

—Los del pueblo estaban en una especie de realidad alterna, los demonios le hacían creer que todo estaba bien... —Trago saliva. —Había una doble de mí, y supongo que de ustedes también, eran bestias disfrazadas que nos usaban para luego asesinar a la gente.

—La señora Harrinton...

—¿Murió verdad? —Vuelvo a interrumpir, pero esta vez a Patricia, ella asiente. —Sí... Vi como la asesinaban.

—Megan —Carolina se arrodilla frente a mí. —¿La viste?

Asiento con lentitud.

—Está bien... —Ella sonríe. —Pero hay que hacer algo pronto, o el pueblo entero va a desaparecer —Añado haciendo una mueca de disgusto.

—¿De qué hablas? —Pregunta Laura mientras me pongo de pie.

—Empeoramos las cosas... Al entrar allí de nuevo, y ahora todo el pueblo está corriendo por su vida.

—¿Cómo se supone que los sacaremos? —Carolina me imita y posa su mano sobre mi hombro derecho.

—No lo sé.

Inferno © [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora