Capítulo 39

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Narra Max:

Mis manos tiemblan como gelatina. Tengo frío, miedo e impotencia.

En este momento, los cuatro nos encontramos en el living de Brad, en un completo e incómodo silencio.

Hace más de media hora que estamos aquí. Brad le dio su declaración a Víctor y él, conociéndonos, dejó que entráramos a la casa, aún sabiendo que allí afuera hay un cadáver.

—¿Quieres explicarnos lo que sucedió? —Pregunto con cierta vergüenza.

Brad y Megan, ambos, sentados en el sillón frente a mí, me observan.

Emily, quien está a mi lado, presiona mi mano con suavidad.

El pelinegro respira profundo y luego suspira. El aroma a alcohol se hacer presente al instante.

Su rostro tiene múltiples ojeras que casi no me permiten ver sus ojos, se ve algo pálido y fuera de sí.

—Estaba aquí mismo, bebiendo un café —Megan lo observa con disgusto.

Brad suspira.

—Bebiendo whisky cuando escuché un grito —Continúa, llamando la atención de todos. —Al principio pensé que eran los vecinos, suelen tener discusiones muy ruidosas a cualquier hora. Pero luego... —Él hace una pausa, demasiado larga a mi parecer.

—¿Y luego qué...? —Emily lo apura.

—Escuché otro grito, y esta vez, fui a ver qué sucedía —Traga saliva, puedo notarlo al ver su nuez de Adán moverse. —Y en cuanto abrí la puerta, lo vi...

Megan se inclina hacia adelante.

—¿Qué fue lo que viste?

—Al asesino —Gruñe. —Me refiero a... A alguien con el traje del asesino —Se pone de pie, y rasca su cabeza como un lunático. —Estaba parado frente al cadáver de Hannah.

Mis ojos se abren completamente.

Hannah era una vecina de Brad, tenía la edad de André y solía coquetear con Jason en los pasillos de la escuela.

Era una chica simpática, o al menos lo parecía.

Aunque, a decir verdad, nadie, por más mala persona que sea, merece morir. No de esa manera.

—Brad... —Emily se separa de mí, camina alrededor de la pequeña mesa y se sienta junto a mi amigo. —¿Estás seguro de que...?

—Dice la verdad —La interrumpo, provocando que todos me observen.

—¿De qué hablas Max? —Pregunta Megan.

—Hace un par de días, tuve un encuentro con él...

—¡¿Y no pensabas decírnoslo?! —Exclama mi novia.

—Yo...

—Max... —Megan repite la acción de la castaña, solo que, al revés,

En menos de treinta segundos, me encuentro con Megan sosteniendo mi mano.

—¿Desde cuándo hay secretos entre nosotros?

Mis ojos se cruzan con los suyos, hay un instante de silencio, que yo mismo detengo al abrir la boca.

—No lo sé —Bufo. —Solo que... Los agentes no encontraron nada y simplemente, lo olvidé.

—Genial —Pronuncia Brad en un tono cansado. —Significa que ahora tenemos a alguien imitando a un psicópata.

Inferno © [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora