Capítulo 24

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Mis ojos se abren completamente, todo a mi alrededor es blanco, las paredes, el techo, el suelo, incluso mi ropa, todo es igual.

Pestañeo un par de veces, mejorando mi visión a cada segundo, no estoy muerto. Por dios, no estoy muerto.

Miro a mi alrededor, estoy en un hospital. Un sentimiento de Deja vú me invade, mi cuerpo duele al intentar moverme, no demasiado, pero lo suficiente para que me quede recostado en la camilla.

Siento frío en mis muñecas, y a través del cristal de la ventana logro ver pequeños copos de nieve cayendo.

Ya no hay nubes oscuras ni el cielo esta anaranjado, el sol radiante entra a través de la ventana, iluminando la habitación.

Pero algo anda mal, la camilla en la que estoy recostado, tiene suciedad, tierra al decir verdad, la sala en donde me encuentro, esta llena de papeles de diversos colores, el foco de luz que se encuentra completamente destruido, cuelga del único cable que no está cortado.

Mi tranquilidad desaparece al instante, intento levantarme, pero antes de que lo haga, mis oídos, entre todo este silencio abrumador, notan el sonido de unos pasos acercándose.

La sensación de miedo me invade, mi cuerpo duele demasiado como para moverme y aún más, para defenderme de quien quiera que sea esa persona.

Los pasos se siguen acerando, y la puerta, se abre segundos después, intento gritar, pero la melena rubia de aquella joven me tranquiliza.

Sonrío, Megan tiene puesta ropa limpia, no hay rastro de sangre en su cuerpo, y parece que finalmente, pudo tomar una ducha.

—Hey —Su voz, es como una canción para mis oídos, siento mis mejillas arder por alguna razón.

Esa sensación aumenta cien veces cuando ella me abraza.

Sonrío de felicidad mientras sus cálidos brazos me rodean, la extrañé, es como si no la hubiera visto en años.

Por Dios Max, no digas eso, advierte mi conciencia.

—Meg, ¿Qué, qué pasó? —Preguntó al separarnos, y en el instante que esas palabras salen de mi boca, siento un dolor en la garganta.

Enserio estoy destruido.

—Lo logramos —Responde con una sonrisa y los ojos llenos de lágrimas. —Tenías razón, pudimos hacerlo.

—¿Quieres decir que...? —Pronuncio mientras nos separamos.

—Sí, no más Dolentmolý, no más espíritus ni demonios —Explica tomando mis manos, están tan calientes. Inevitablemente, sonrío.

—¿Cómo, cómo están los demás? —Tartamudeo un poco, enserio mi garganta duele.

—Están bien, después de que perdieras el conocimiento logramos llegar a la fortaleza, por cierto, esta destruida, Lara, quiero decir, el espíritu de Lara, sacó a Brad, Laura y Víctor a tiempo y Peter pudo curarlos a todos.

—¿Significa que...?

—Laura está viva, Peter pudo curarle todas las heridas.

—Hablando de ese cabeza de calabaza, ¿Dónde está? Quiero agradecerle —Pregunto con una sonrisa, quiero decirle tantas cosas a esa zanahoria parlante.

Megan baja la cabeza, evitando el contacto con nuestros ojos.

—Ellos se fueron, Max —Traga saliva con dificultad. —La brecha se cerró y, luego de unos minutos, luego de salvarnos, todos desaparecieron.

Bajo la cabeza, no, se fue otra vez y para siempre. Siento rabia por no haber podido despedirme, por no tener la oportunidad de decirle cuanto agradezco todo lo que ha hecho por mí.

Inferno © [3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora