Inferno © [3]

Capítulo 17

Mis oídos siguen zumbando, sigo escuchando ese irritable pitido dentro de mi cabeza.

Una y otra vez, se repite la escena que ya hace más de una hora que ocurrió.

No puedo creer que Brad haya hecho eso, no asimilo, no entiendo que se le pasó por la cabeza cuando presionó el gatillo de esa maldita arma.

O tal vez, si lo entiendo, pero yo no sería capaz de hacer eso, ni siquiera por venganza.

Mi mano sostiene la mano de Em. Puede sonar estúpido, pero siento que, aunque no diga nada, ella me escucha, escucha cada cosa que le digo, y por dentro, está igual de decepcionada por lo que hizo Brad como yo.

Lanzo un suspiro, el correr de las horas, el anochecer, hace que cada vez haga más frío. Si sigue así, ni el fuego podrá calentarnos. Llevo puesto una remera manga larga, dos camperas y un pantalón de frisa.

Pero no es suficiente, nada lo es.

La puerta del camper se abre segundos después, miro en esa dirección, es Víctor, su rostro, refleja decepción, incluso más que la que yo tengo.

—¿Qué va a pasar con él? —Le pregunto presionando la mano de Emily.

—Nada —Se limita a responder.

—¿Qué? —Mis ojos se abren.

—Por ahora... —Añade sentándose en la silla frente a mí.

—No entiendo...

—La gente lo está celebrando, festejan que alguien acaba de morir... —Me interrumpe, hablando de manera muy rápida. —No puedo ir y esposarlo frente a todos, las cosas están demasiado jodidas para que algún imbécil intente revelarse.

—¿Cuándo esto termine...? ¿Qué pasará con él?

Víctor lanza un suspiro, sé la respuesta, sé la maldita respuesta.

—Brad cometió varios delitos, y no me refiero solo al asesinato, golpeó a un policía y le quitó su arma.

—Entiendo... —Trago el nudo en mi garganta con dificultad, intento hablar, pero siento que, si lo hago, romperé en llanto, y no quiero que Víctor me vea llorar.

—Es un asesino...

Asiento, mirando hacia otra parte para no encontrarme con sus ojos.

—Iré a hablar con el... —Me pongo de pie, decidida.

—Hagas lo que hagas, Marcus no volverá a la vida...

—Lo sé, pero si logro que Brad se dé cuenta de lo que hizo, que entienda y que se arrepienta por todo esto, seré feliz y recuperaré a mi mejor amigo —Explico hasta llegar a la puerta, donde me volteo a mirarlo.

Él no dice nada, solo lleva sus manos a la cabeza y respira profundo. Por mi parte, cruzo aquella puerta y salgo al exterior, donde parece que hay una gran fiesta, una fiesta para celebrar un asesinato.

Avanzo a paso lento, levantando la mirada por encima de los hombros de las personas para encontrar a mi amigo.

Debo ponerme en puntas de pie, pues, no soy muy alta que digamos, siquiera le llego a la barbilla a Brad, y a Max, bueno, a él sí que le llegaba a la barbilla.

Entre varios empujones y choques con personas que parecen estar ebrias —no tengo idea de dónde buscaron ese alcohol—, encuentro a Brad, bailando muy pegado con otras chicas, algunas mayores y otras menores que él.

Parece estar borracho, y puedo confirmarlo al ver como lentamente, se quita la camisa como si hicieran treinta grados.

Su abdomen trabajado hace gritar a más de una chica y yo, aunque esté completamente enfadada, no puedo evitar morderme el labio, es mi mejor amigo, pero tiene un cuerpazo que te cagas.